ABC PARA UNE

Klee y sus flechas hacia el futuro

El último trabajo de Alfonso de la Torre sobre Paul Klee ahonda en la huella del «desconocido pintor célebre» sobre los artistas españoles desde el año 1940

Carlos Julián Martínez Soria

Paul Klee (1879 – 1940) es una de esas figuras artísticas imponentes, crecientes, imprescindibles, en la reciente historiografía del arte contemporáneo, también para quienes pronto fuimos obligados a sumergirnos en sus 'Diarios (1898-1918)', como premisa para comprender buena parte de lo que ha sido la Historia del Arte reciente, porque como bien escribió uno de esos irredentos kleeianos a los que hace referencia el título del presente volumen, el aragonés Manuel Viola, desde Klee saldrían «disparadas las flechas del porvenir» que han dejado su impronta de una u otra manera, en los nombres fundamentales del arte del siglo XX.

Este libro, titulado 'Klee y España. Los irredentos kleeianos' (genueve ediciones, 2021), lleva como subtítulo definitorio 'Paul Klee y el arte español de postguerra', y nos llega de la cualificada mano y mente analítica del especialista en la materia, Alfonso de la Torre, quien desgrana a lo largo de los tres grandes bloques en que divide su estudio, la pasión que España despertó desde temprano en el artista suizo, para rematar con las influencias de su poética pictórica en los entonces jóvenes artistas españoles del periodo de postguerra, hasta llegar casi a nuestros días.

Así, nos detalla la pasión que Paul Klee sintió desde bien temprano (1902) por el arte de Velázquez, Goya, El Greco o Zuloaga, y su siempre anhelado viaje a nuestro país, «el país donde crecen los goyas» (al decir del mismo Klee, en su 'Plan Spanien'), y al que no visitó sino de manera fugaz en 1929 en el transcurso de unas vacaciones con sus amigos, el matrimonio Kandinsky, desde su acomodo en Bidart, sin poder llegar a conocer nunca las ciudades de «Madrid (Prado), Toledo y El Escorial», como siempre fue su sueño: no sería, pues, hasta el año 1939, un año justo antes de su fallecimiento, que el artista de Berna pudiera contemplar la obra de sus admirados artistas en la exposición que tuvo lugar en Ginebra de los fondos del Museo del Prado, refugiados en aquel país durante el conflicto bélico español.

La segunda parte del volumen está centrada en la influencia de Paul Klee en los artistas españoles, primero en sus coetáneos: Picasso (siempre), y Miró (especialmente), y posteriormente en las obras tempranas de artistas tan señalados como Manuel Viola, Cuixart, Palazuelo, Benjamín Palencia o Tàpies. También se analizan los textos y estudios de los 'irredentos' kleeianos que siguieron la obra escrita y pictórica del artista suizo y la difundieron más allá de su memoria en vida (Eduardo Westerdhal, Matias Goeritz), y por supuesto, también se hace un repaso exhaustivo de la literatura escrita sobre Paul Klee y sus traducciones al español, lo que abundó en un mayor conocimiento no solo de la obra pictórica de Paul Klee, sino de sus escritos fundamentales. Y en esta misma línea de estudio sobre las influencias artísticas, se repasan todas las exposiciones que tuvieron a Paul Klee como artista presente, bien en muestras colectivas, bien en exposiciones individuales, siendo este uno de los principales aportes de la presente publicación, por la documentación de archivo estudiada y ofrecida al final del volumen en forma de apéndice, que se conserva en el Archivo Histórico Provincial de Santa Cruz de Tenerife, propiedad del Gobierno de Canarias, y que constituyen el tercer bloque importante del presente estudio ('Westerdhal-Klee-Grohmann-Will Faber-Correspondencia' y 'Exposición en Tenerife, 1936').

En la década de los años 50 de la pasada centuria, al tiempo que se repasan las influencias kleeianas en las primeras obras de Tàpies, también se establecen estos lazos con la obra pictórica de aquellos años de artistas como Manolo Millares, Eusebio Sempere, Gerardo Rueda, Rafael Canogar, Ramiro Tapia o, incluso, Antonio Saura, con ejemplos ilustrativos del imaginario kleeiano, en esa «Línea que sueña / al cabo, reposar sobre la tierra y volar» (en palabras del mismo Klee).

Alfonso de la Torre aún repara en estas influencias de Klee en las obras de artistas como Manolo Gil, José Guerrero, Hernández Mompó, Paco Nieva, Rafols Casamada, Manuel Rivera, César Manrique y José Mª Yturralde, entre otros, y además llega hasta nombres más recientes como Eduardo Barco (Ciudad Real, 1970), Alejandro Corujeira (Buenos Aires, 1961), Emilio Gañán (Plasencia, 1971) «otro soñador de las líneas», Carlos Pascual (Madrid, 1950), Luis Palmero (Tenerife, 1957) o Javier Victorero (Oviedo, 1967).

El autor del presente trabajo es sobradamente conocido en el panorama crítico de la historiografía del arte: especialista en el tiempo de 'El Paso', ha comisariado exposiciones o escrito monografías sobre prácticamente todos los artistas de dicho fundamental colectivo, la última sobre las 'Reinas Negras' de Martín Chirino.

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