El escritor argentino Federico Axat
El escritor argentino Federico Axat - DESTINO

Federico Axat, jaque mate al thriller

El escritor argentino publica «La última salida», novela que suma una treintena de traducciones y se prepara para convertirse en película

BARCELONA Actualizado: Guardar
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El thriller perfecto, sopesa Federico Axat (Buenos Aires, 1975), debería tener algo de partida de ajedrez, con el escritor anticipándose a los movimientos del lector y sacándole siempre un par de cabezas de ventaja. «Un buen thriller tiene que ser una contienda entre el autor y el lector. Si el lector te pasa por delante no lo estás haciendo bien», apunta. No hay duda de que autor argentino sabe bien de lo que habla: en «La última salida» (Destino), absorbente intriga psicológica perfectamente medida y cuadrada, el esforzado lector no puede más que ir pasando páginas con los nervios de punta y atendiendo a los quiebros laberínticos que plantea Axat.

«Es un laberinto de espejos», justifica a propósito de una novela que suma ya una treintena de traducciones y va camino de convertirse en una película made in Hollywood.

Un espaldarazo casi definitivo para un escritor al que, más allá que del salto a la gran pantalla o las incontables banderitas en el mapa, le ilusiona especialmente que «La última salida» sea la primera de sus novelas que se publica en Argentina. «Ayuda mucho ver el libro en la librería de tu barrio. ¡Ahora ya creen que soy escritor!», bromea.

Frenética desde su mismo arranque, el «La última salida» lo primero que vemos es a un tipo llamado Ted McKay a punto de volarse los sesos con una Browning en el despacho de su casa. No sabemos qué le ha llevado a tomar tan drástica decisión, pero justo cuando su dedo acaricia el gatillo suena el timbre de la casa y cualquier amago de planificación se desmorona.

Es entonces cuando llegan el vértigo y la velocidad: una nota que se ha colado dentro de la casa como por arte de ensalmo, un extraño que sabe demasiado y una invitación desconcertante: cambiar el suicidio por una cadena de asesinatos.

Con estos elementos y una narración de pulso cinematográfico, Axat empieza a desplegar un robusto andamiaje para que la intriga, las manipulaciones y el engaño campen a sus anchas. Es un juego de espejos, insiste, y en eso tiene que ver que McKay sea un tipo cuanto menos peculiar. «Tiene un pasado como niño prodigio ajedrecista, por lo que tiene una mente diferente al común de las personas», desvela sobre un personaje que, avisa, el lector irá conociendo con cuentagotas a medida que avance el libro. Una decisión que, como casi todo en «La última salida», tampoco es casual, por más que Axat reconozca que no es de los que se sienta a planificar cada novela antes de arrancarse a escribir. No hay guión ni tampoco control. «Es un proceso que me permite llegar a las soluciones óptimas y pulir los detalles», asegura.

Tampoco la comparación inicial con el ajedrez es gratuita, ya que detrás de «La última salida» Axat trata de explorar cómo los mecanismos mentales que rigen el juego pueden aplicarse a situaciones extremas como las que rodean al protagonista de la novela. Ante semejantes planteamientos, no extraña que uno de los nombres que aparecen en la conversación sea el de Christopher Nolan. «Como lector tengo un espectro más amplio, pero como consumidor sí que soy carne de thriller en el cine, con las películas de Nolan y Shyamalan o cintas como “Shutter Island”...», asegura.

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