«Fantasma» (2006), instalación de Damián Ortega
«Fantasma» (2006), instalación de Damián Ortega
ARTE

Pensando mucho en México

Con Guillermo Paneque como comisario, la Torre Iberdrola de Bilbao presenta una exposición que busca desmontar «los mitos que nos martirizan» sobre el país mexicano

Bilbao Actualizado: Guardar
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En «La conquista de México», Artaud escribía: «¿Qué podemos hacer? Construir un escenario para hacer bailar en él los mitos que nos martirizan». Lo cita María Virginia Jauá como epígrafe de la publicación que acompaña « Variaciones sobre tema mexicano», la muy trabajada (y bien trabada) colectiva que ha comisariado Guillermo Paneque en Bilbao. El epígrafe no es inocente: Artaud consideraba esa obra la primera de su Teatro de la crueldad, y en ella alegorizaba la lucha épica de los tarahumaras contra la colonización española. Estos eran para él una «Raza-Principio» encarnación de valores ancestrales.

Lo cual nos lleva a la encrucijada de la que Paneque es muy consciente y en la que nos sitúa desde el principio: ¿Cómo hablar del Otro y los otros? ¿Cómo arrogarse la autoridad para relatar lo ajeno sin convertirlo en uno de esos mitos martirizadores de los que habla Artaud?

Abundar en las dudas

La solución, parece decir Paneque, quizá no exista, o no sea cuestión de encontrarla. Pero lo que sí puede hacerse es multiplicar las voces, evitar las certezas y abundar en las dudas al abordar un «tema» tan variopinto e inabarcable como México. Esa intención de multiplicar y entrecruzar los diálogos, de diluir el afuera y el adentro, se nota ya en la selección de textos de la publicación, que es como una pieza más de la expo: están allí Paz y Reyes y Amara y Bellatin, sí, pero también Cernuda y Lowry y Bataille.

El mismo trabajo minucioso de rastreo se ve en las salas: el «contra-trabajo» artístico de Paneque respira en un montaje y una línea de discurso inspirada y poética (en el buen sentido: más libre e intuitiva y perturbadora que gratuitamente lírica). Una delicadeza evidente a la hora de sugerir lecturas y establecer conexiones, y un hilo narrativo a la vez firme y flexible. Todo eso, apoyado en algo evidente nada más entrar: la expo ha sido minuciosamente trabajada y sopesada durante tiempo, hasta llegar a esa cristalización en la que el desplazamiento o desaparición de una sola pieza afectaría al resto.

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