Hugo Salzmann, Juliana Sternad y el pequeño Hugo, famila que recuerda Erich Hackl en su novela
Hugo Salzmann, Juliana Sternad y el pequeño Hugo, famila que recuerda Erich Hackl en su novela
LIBROS

«El lado vacío del corazón», víctimas invisibles

El escritor austriaco Erich Hackl novela la historia de los Salzmann, una familia real germanoaustriaca, no judía, pero perseguida igualmente con saña por el nazismo a causa de sus ideas

Madrid Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Todo comenzó por una frase que puede inducir a compasión e indignación en los libros de Historia o en las crónicas sobre la época de barbarie atravesada en Europa durante la Segunda Guerra Mundial; esa «era de los extremos», como la definía, refiriéndose al siglo XX, el historiador Eric Hobsbawm, citado por el novelista austriaco Erich Hackl en su excelente libro «El lado vacío del corazón». Una frase que se podía convertir de nuevo, pasados los años, en imprudente e inadecuada si se pronunciaba en ambientes en los que seguía intacto el odio y el racismo. Como si una guerra, genocidios, masacres monstruosas, persecuciones y encarcelamientos no hubieran tenido lugar.

La frase la pronuncia en 1994 el trabajador de una oficina de la Seguridad Social de Graz, en Estiria (Austria), y es la siguiente: «Mi abuela murió en un campo de concentración».

Quien la pronunció fue acosado, insultado, tratado con sorna como «judío», aun no siéndolo, y sometido a tal persecución en su trabajo que requirió tratamiento psicológico. Ya lo había advertido durante la guerra su abuelo, Hugo Salzmann, resistente antinazi austriaco, además de sindicalista y dirigente comunista durante la República de Weimar: «Vergüenza y amargura de que hubiera alemanes que toleraran esa brutalidad, vieran crímenes, participaran en ellos hasta su propia destrucción».

Luchas clandestinas

Su nieto fue perseguido, despedido de la oficina, en lugar de los agresores. Uno de ellos llegó a decir: «¡Viva la Victoria! ¡Hitler está vivo! ¡Hay que leer ‘Mi lucha’», sin que pasara nada. El caso se archivó, limitándose a trasladar de sección al exaltado. Otros colegas siguieron saludando a Hanno a diario con «¡Shalom!». Aunque fue despedido de forma improcedente, no ganó el juicio. Incluso Simon Wiesenthal intervino ante tales hechos violentos.

Pero esto, lo que le sucedió al nieto del antinazi Hugo Salzmann, cuya joven mujer, Juliana, murió en el campo de concentración de Ravensbrück, es sólo el final. El final de una impresionante y estremecedora «historia de historias encadenadas» que nos cuenta, casi sin un respiro, Erich Hackel. Una novela que en su versión original se titula «La familia Salzmann» y que es el excelente retrato de una estirpe de perseguidos y perdedores. Una historia de militancias, luchas clandestinas, encarcelamientos, exilios a París tras el incendio del Reichstag y la llegada de Hitler al poder; también de internamientos en campos de concentración franceses o alemanes.

Detector de la injusticia

Especialista en documentar las extraordinarias y muchas veces trágicas trayectorias de ciertos personajes «ínfimos», menospreciados en las grandes crónicas, Hackl es un buen conocedor de la Historia española y latinoamericana, como demostró con su estupenda novela «Sara y Simón» (Galaxia Gutenberg). Con el tiempo, ha ido construyendo un estilo de narración propio, a mitad de camino entre la novela y el documento histórico.

Hackl actúa como lúcido y melancólico detector de la injusticia, dentro de la extrema marginalidad de la Historia. Se trata del sufrimiento ignorado de víctimas, no sólo inocentes, sino invisibles, cuyo calvario silencioso y anónimo va creciendo ante los ojos del lector. «El lado vacío del corazón» se lee con una sensación de tiempo congelado. De que para los de siempre, para las víctimas, la guerra y el sufrimiento nunca terminan.

Ver los comentarios