ARTE

Un Juan Luis Moraza de curso legal

El artista vasco no muestra pelos en la lengua al ponerse a hablar «de dinero» en la galería Espacio Mínimo (Madrid)

Detalle del montaje de «Tripalium» en la galería

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Parece ser que a Benjamin y Brecht les gustaba jugar al Monopoly . Aquel dinero de mentirijillas les «servía» en el frenético entrenamiento en la especulación inmobiliaria, en un mundo en el que, a veces, estar «en la cárcel» es la mejor forma de no pagar en el imperio de los llamados «bienes raíces». Podríamos encontrar analogías entre ese realismo crítico desplegado en los años de la República de Weimar, cuando -literalmente- el papel moneda solamente servía para encender chimeneas en gélidos cuartuchos, y el singular modo de «acuñar moneda» que despliega Juan Luis Moraza (Vitoria, 1960) en la galería Espacio Mínimo tras los años de colapso del turbo-capitalismo financiero. No se trata de volver a hablar allí de «cosas que el dinero no puede comprar», sino más bien de pensar tópicos como los de «el tiempo es oro» , o atravesar el fetichismo de la mercancía para pensar en el «dividuo» generado por los derivados tóxicos.

Moraza es, sin duda, uno de los artistas españoles con mayor lucidez especulativa, capaz de emprender tanto «proyectos de restauración sexual» , cuanto desplazar la fórmula de «ornamento es delito» (Adolf Loos) para reformular el sentido del marco y el pedestal en la institución artística. Tripalium , título de su propuesta ahora, visibiliza, en una referencia a la cultura romana, el equilibrio precario en torno al trabajo, en unos fascinantes ensamblajes de objetos que van allá de la «duchampitis» , subrayando tanto el rol de las herramientas cuanto el juego de las medidas.

Todo se resume, dijo Mallarmé, en la Estética y la Economía política . Moraza no tiene que lanzar los dados, asumiendo el «seguro azar», acuñando moneda en una estrategia heredera de aquel Diógenes el Cínico que impugnó el «curso legal» . Acaso tres elementos del colapso socio-económico contemporáneo sean la inflación, la estanflación y la crisis de la deuda soberana. Tras la imposición del «austericidio», tal vez sea oportuno considerar los billetes del Banco Internacional de Tiempo Laboral montado por este artista como parodias deconstructivas del sujeto endeudado. En vez de los billete de euro marcados por una ingeniería de puentes que no subliman sino chapuceramente la falta de proyecto político común, y lejos del «masónico» dólar norteamericano con la frasecita del «In God We Trust» , el ultra-especulativo papel moneda de Moraza activa un suplemento crítico y nos lleva a pensar que en todo «Show me the money» (aquel alarido de Tom Cruise como Jerry Maguire ), lo decisivo es lo que no se muestra: la función del velo o los proverbiales tres pies del gato.

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