ARTE

Brasil llena la Sala de Arte Santander

Luís Paulo Montenegro, galardonado en esta edición de ARCO con el premio «A» al coleccionismo, pone en escena sus adquisiciones, inéditas hasta ahora

Cuadro de Alfredo Volpi perteneciente a la Colección Luís Paulo Montenegro

CARLOS DELGADO MAYORDOMO

Como ya ocurriera en el contexto de las últimas ediciones de ARCO, distintos espacios institucionales inauguran estos días muestras que sacan a la luz relevantes colecciones nacionales e internacionales. Este año, uno de los grandes protagonistas es el brasileño Luís Paulo Montenegro , galardonado en esta edición de ARCO con el premio «A» al coleccionismo y que ha elegido la Sala de Arte Santander para la primera puesta en escena de sus adquisiciones, inéditas hasta ahora.

Años antes del interés por el arte latinoamericano como periferia comercializable en los mercados centrales de la globalización, se empezó a establecer un tipo de coleccionismo impulsado desde la propia América Latina, comprometido con el territorio e implicado en el reconocimiento de nombres consagrados y emergentes. A este perfil responde Montenegro, quien a lo largo de las dos últimas décadas ha configurado una colección de carácter internacional cuyo núcleo es un extenso recorrido por el arte de su Brasil natal a lo largo del siglo XX.

La exposición que la Sala de Arte Santander dedica a la Colección Montenegro acoge más de un centenar de obras que nos permiten establecer dos lecturas principales: por un lado, la idea de que el modernismo brasileño llevó a cabo una apropiación crítica y selectiva de las tendencias artísticas europeas. Por otro, que la cultura brasileña abordó también numerosos procesos autónomos de renovación en las artes visuales . Así, la exposición plantea trayectos locales a través del indigenismo, aclara precedentes y revisa las poéticas constructivas que se desarrollaron en el escenario de la Guerra Fría, desgrana el ideal formativo y experimental de la abstracción geométrica en Brasil, y también se desliza hacia las fórmulas artísticas que, en los años 60 y 70, actuaron como espacio de resistencia y oposición al régimen militar.

La linealidad del montaje, monótono y en ocasiones saturado, no oculta la heterogeneidad de las voces presentes; Alfredo Volpi, Lygia Clark, Lygia Pape, Wifredo Lam, Hélio Oiticica, Cildo Meireles y Ernesto Neto , entre otros, construyen uno de los relatos más significativos que se han visto en nuestro país acerca del arte brasileño y que, además, se abre hacia el futuro con la juventud de artistas como Marina Rheingantz o Sara Ramo .

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