CÓMIC

En bicicleta en busca de la vida

Eleanor Davis narra en «Tú, una bici y la carretera» un viaje de casi 2.500 kilómetros por el sur de Estados Unidos, con la depresión como telón de fondo

Davis, luchando contra el viento en su bicicleta

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Este es un cómic muy sencillo, apuntes a lápiz en un cuaderno realizados al abrigo de una tienda de campaña o en un descanso junto al desierto del suroeste norteamericano. « Tú, una bici y la carretera » es un diario del viaje en bicicleta que Eleanor Davis (1983) intentó realizar entre su ciudad natal –Tucson, Arizona– y su casa de Athens, Georgia: casi 2.500 kilómetros a lo largo de dos meses, recorriendo también Nuevo México, Tejas, Luisiana y Misisipi. Pero en ese periplo encontramos no sólo paisajes y gentes (un interesantísimo y variado retrato del sur de Estados Unidos), sino también muchas reflexiones sobre la paranoia respecto a los inmigrantes. Y, como clave de todo, a una Davis frágil, que empezó el viaje como un intento de luchar contra la depresión .

«Tú, una bici y la carretera». Eleanor Davis. Astiberri, 2019. 172 páginas. 15 euros

«Lo que no digo es: lo estaba pasando mal porque había perdido el deseo de vivir . Pero cuando monto en bici me siento bien», confiesa Davis al principio del libro. Durante el viaje la vemos llorar durante algunas etapas, atormentada por sus maltrechas rodillas, por el temor de no ser capaz de acabar el viaje y por lo mucho que echa de menos a su marido, que se ha quedado en casa. Pero también entusiasmarse ante el paisaje del desierto: «Giras la cabeza. Horizonte. Horizonte. Tu cuerpo es soberano. La emocionante indiferencia de Dios ». Y encontrarse con gente que le deja quedarse en su casa, o que trata gratis sus problemas físicos, o a otros ciclistas que le dan ánimos y consejos.

Algunas de las mejores páginas están marcadas por el tema de la inmigración ilegal, recurrente en las zonas –cercanas a la frontera de México– que recorre. La presencia de las patrullas fronterizas es constante en las primeras etapas, con sus helicópteros cuya vigilancia insistente pone nerviosa a Davis, por más que sepa que ella no es su objetivo. La presencia de la ley no resulta tranquilizadora, sino opresiva . Cañones para matar moscas. Y la escena que más grabada se queda en la memoria es la de la detención de un joven inmigrante que se estrella con su coche en un canal y decide seguir caminando lentamente con el agua por la cintura, pese a saber que no tiene ninguna oportunidad de escapar , mientras desde las orillas los agentes intentan –literalmente– echarle el lazo como «cowboys».

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