LA URRACA

Alma Deutscher, la niña que ha revolucionado la música de concierto

Es el romanticismo de nuevo. El mundo de la magia, la pasión por la belleza de la melodía

Alma Deutscher Alex Nightingale Smith
Andrés Ibáñez

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Imagino varias formas posibles de escribir una columna sobre Alma Deutscher , la increíble niña prodigio inglesa que está revolucionando el mundo de la música de concierto. Una sería conceder que es realmente una niña prodigio, ya que con siete años escribió una ópera de cámara basada en un relato de Neil Gaiman (The Sweeper of Dreams ), y con solo diez años una ópera de pleno derecho ( Cinderella ) que ha sido estrenada en Viena bajo el patronazgo de Zubin Mehta , pero que su música, romántica y dulzona a más no poder, es verdaderamente horrible. Esta posibilidad no me gusta, primero porque es la más fácil, y segundo porque, francamente, no la comparto.

Alma Deutscher tiene ahora catorce años. Su ópera Cinderella es un aluvión de melodías maravillosas y radiantes , quizá en exceso, pero sus conciertos son obras asombrosas. El concierto para piano y orquesta, por ejemplo, escrito entre sus diez y doce años es una obra de enorme poder. Su lenguaje oscila entre un cierto clasicismo y un apasionado romanticismo que recuerda a Mendelssohn (que, por cierto, también fue un niño prodigio). La frescura de la invención melódica, el perfecto control de la armonía romántica y sobre todo el dominio de la forma, la capacidad constructiva, quitan el aliento. Esta obra, así como el concierto para violín y orquesta, compuesto a los nueve años, son obras llenas de belleza. Quizá no sean Mendelssohn ni Brahms , pero Dios mío, creo que están a la altura de Vieuxtemps . Si los oyéramos sin saber de quién son, nos quedaríamos asombrados, y pensaríamos en alguna obra olvidada de Max Bruch o incluso del Mendelssohn joven.

Es el romanticismo de nuevo. Es el mundo de las hadas, de la magia y de la fantasía . Es la pasión por la belleza de la melodía. «Me gustaría que la gente dejara de decirme cómo se debe o no se debe escribir música en el siglo XXI», ha declarado Alma Deutscher. Y también: «Si el mundo es realmente tan feo, ¿para qué hacerlo todavía más feo con música fea?».

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