Aranoa y Benicio del Toro, en la presentación de «Un día perfecto»
Aranoa y Benicio del Toro, en la presentación de «Un día perfecto» - efe
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Fernando León de Aranoa: «Hablo de la irracionalidad en una zona de guerra»

El cineasta madrileño representa a España en la Quincena de Realizadores con «Un día perfecto», donde dirige a Benicio del Toro y Tim Robbins

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El realizador ha presentado en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes su última película, «Un día perfecto», protagonizada por Benicio del Toro y Tim Robbins. Con la inagotable paciencia que requiere enfrentarse a la prensa en Cannes, el director Fernando León de Aranoa (Madrid, 1968) lleva todo el fin de semana de silla en silla. Se sienta ante todas las cámaras y recibe preguntas de periodistas de todo el mundo sobre su nuevo proyecto. Con palabras lentas y amables alaba constantemente a sus actores, Benicio del Toro y Tim Robbins, y se siente modestamente orgulloso de representar a España –aunque sea en una sección paralela– en el festival de cine más importante del mundo. Su última historia nos lleva hasta los Balcanes a mediados de los noventa, cuando está a punto de terminar la guerra.

–Tenemos la impresión de que es usted un director poco prolífico...

–¡Pues yo tengo la impresión de que no paro! Pero es verdad que las películas llegan cuando llegan, cada cuatro o cinco años. Veo con mucha envidia a directores como Woody Allen, que no solamente hace una al año... sino que además son todas buenas.

–¿Por qué no puede seguir ese ritmo?

–Tiene que ver con mi manera de hacer las películas. Soy muy artesanal: las escribo, las dirijo, las monto... Eso al final es un proceso que no baja de los dos o tres años. En medio me entretengo haciendo algún documental, he publicado algún libro de cuentos, desarrollo un par de guiones... Pero me considero afortunado, nunca he estado varado con un proyecto que no se haya puesto en pie.

–¿Cómo llegó a sus manos la historia de «Un día perfecto»?

–Por un lado está la novela «Dejarse llover» de Paula Farias. Me habló de ella el encargado de seguridad de una ONG con la que trabajé en Uganda, y me encantó la historia aparentemente sencilla de ese grupo de trabajadores humanitarios tratando de extraer un cadáver de un pozo para que la gente pueda beber agua. El otro punto de partida de la película son mis propios viajes para realizar documentales. Es uno de los privilegios que te da este oficio: rodar en cuatro o cinco ocasiones en zonas de conflictos. De hecho estuve en los Balcanes en el mismo momento en que sucede la película.

–¿Y qué aprendió de sus compañeros?

–La locura que es su trabajo, esa rutina en la que el día más sencillo... es complicado.

–Quizá podríamos cambiar rutina por proceso, porque es una película que habla del camino y no de la meta...

–Sí, el pozo es un «macguffin» para poder hablar de la dificultad de la tarea de las ONG y de esa rutina tan poco rutinaria. También era un pretexto para hablar de la irracionalidad que hay en una zona de guerra. Los trabajadores humanitarios encarnan el sentido común, su tarea es poner orden en el caos.

–¿Es un director fetichista de los actores?

–¡Lo soy solo cuando ha terminado la película! Una vez hecha, no puedo imaginar mejores actores que los que la han rodado. No puedo imaginar a un Mambrú mejor que Benicio del Toro ni a nadie mejor que Tim Robbins. Los actores sustituyen a los personajes que yo una vez tuve en la cabeza, en un fenómeno que me parece maravilloso.

–¿Cómo es durante el rodaje? ¿Cómo se relaciona con los actores?

–Soy un director «modelo intenso» Intento tener una relación próxima con ellos. Mi trabajo como director consiste en encontrar la frecuencia de cada uno... y sintonizar. Y después conseguir que eso en la película no se note.

–Parece que dentro de poco podrá «sintonizar» con Penélope Cruz y Javier Bardem en «Escobar»...

–Con Javier tengo el placer enorme de haber trabajado ya en «Los lunes al sol» y conservamos una gran amistad. Siempre andamos acariciando planes como este. Aún estamos trabajando en el guión... pero es muy apetecible.

–¿Y cómo está viviendo un director tan político como usted el aniversario del 15-M?

–Veo la situación con mucha excitación e interés, como todo el mundo. Y con el privilegio de poder estar filmándola. Me refiero al trabajo que estamos haciendo sobre la formación y el desarrollo de «Podemos». Es un trabajo largo de documentación que tiene que encontrar aún su forma definitiva, pero lo estoy disfrutando mucho. Es un año muy convulso, pero el movimiento siempre es bueno.

–¿Le está costando distanciarse del fenómeno que está filmando?

–Al final tiene que pesar la honestidad. Tienes que intentar entender el fenómeno... y en la construcción final, intentar contarlo de la forma más honesta posible.

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