Los pequeños secretos del Pórtico de la Gloria, a la vista de todos

La Fundación Barrié lanza una aplicación con la digitalización del complejo escultórico en altísima resolución, una tecnología que permite observar detalles mínimos que se escapan al ojo humano

Detalle del rostro de uno de los músicos del tímpano del Pórtico de la Gloria Fundación Barrié
Bruno Pardo Porto

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No toda la belleza salta a la vista. A veces hay que fruncir el ceño y desafiar a las leyes de la miopía para atisbar cierto rasgo en el rostro lejano de una escultura, y a veces ni con esas. Los ojos dan para lo que dan, y a veces se quedan cortos, sobre todo cuando se enfrentan a creaciones majestuosas y mastodónticas. Pasa en la Sixtina y pasa, también, en el Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago. Hicieron falta doce años para sacar a la luz los colores de sus figuras, ocultos hasta 2018 por la pátina del tiempo. Aquel proyecto, financiado por la Fundación Barrié, se ve ahora completado con la digitalización en alta (altísima) resolución del complejo escultórico, un trabajo que permite al público escudriñar todos los detalles de las figuras que lo compone, algo imposible de hacer en directo. En otras palabras: la tecnología tiene mejor vista que nosotros.

Esta «magia» es posible gracias a la resolución gigapixel , con la que uno puede ampliar una fotografía hasta la saciedad sin perder calidad. Se trata de una herramienta cada vez más común en el mundo del arte, una lupa muy útil para el público y los investigadores, que se ha convertido en indispensable en el proceso de digitalización de los museos. «Lo que hacemos es dividir la zona a digitalizar en una cuadrícula con decenas de filas y columnas. Sacamos cientos de fotografías de alta resolución que luego combinamos en una sola “megaimagen”, que es la que vemos», desgrana Iñaki Arredondo, CEO de Madpixel, empresa encargada del sarao.

Es algo fácil de explicar, pero difícil de ejecutar, porque hay que ser muy precisos. Se utiliza un robot pensado y diseñado por su compañía para la digitalización de pinturas y esculturas. Entre otras cosas, está equipado con sensores de distancia, correctores de enfoque y un sistema antivibración, porque a esas resoluciones cualquier temblor estropea la captura. Además, tiene un algoritmo que decide, según las características de cada pieza, cuál es la mejor forma de abordar el asunto. En este caso todo era muy complejo, porque hablamos de doscientos metros cuadrados de piedra tallada, con todos sus relieves y sus sombras y su profundidad. «Doscientos metros cuadrados son muchos metros. Cuando nos enfrentamos a una pintura de tamaño estándar, de un metro por un metro, tardamos entre cuarenta y cinco minutos y una hora y pico en la captura de imágenes. Pues bien, para el Pórtico de la Gloria han sido necesarias catorce horas», afirma Arredondo.

Las imágenes (más de 2.700) se capturaron en el mes de julio, mientras otras áreas de la catedral seguían sometidas a intensos trabajos de restauración . Por ese motivo vemos un Pórtico de la Gloria distinto, encapsulado como medida preventiva temporal de su conservación: la idea era mostrarlo tal y como se lo encuentra el visitante en estos momentos.

El resultado es espléndido, y revela cosas hasta ahora imperceptibles para el común de los mortales: los retorcidos capiteles, los pliegues de las túnicas, el pequeño desconchado en los labios de Cristo... También podemos contemplar de cerca la extraña mueca del profeta Daniel, una sonrisa que hoy se nos antoja primitiva, pero que en su día fue un avance increíble, y a su lado la severidad de otro profeta, Isaías, que por lo visto tenía motivos para la preocupación. Cada personaje está perfectamente caracterizado siguiendo la tradición bíblica, y sus rostros están elaborados con el esmero de un retratista. «Se ven hasta las pestañas de los apóstoles. Es increíble. Te das cuenta de que trabajaron hasta las pestañas. Es un nivel de detalle que cuando estás abajo, en la catedral, no percibes», presume. Pequeños secretos que revelan un gran virtuosismo .

Todo esto se ha pensado para la divulgación, por eso la Fundación Barrié lo ha presentado en una aplicación que incluye diferentes narrativas interactivas para completar la experiencia, que también se puede disfrutar en esta web . Ahí encontramos un recorrido por la restauración del Pórtico, que compara el antes y el después, vídeos explicativos de su simbología e historia, reconstrucciones en tres dimensiones de los instrumentos esculpidos en el tímpano central o audios para comprobar cómo sonaban estos. En fin, un invento para satisfacer la curiosidad y, antes que nada, una herramienta para conocer una de las grandes joyas del patrimonio de este país.

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