Realización en Dafen de una copia para un proyecto de Montse Carreño y Raquel Muñoz
Realización en Dafen de una copia para un proyecto de Montse Carreño y Raquel Muñoz - LAS CAJAS CHINAS / FAKE

Museos, copias y falsificadores en la era de la posverdad

¿Cuántos falsificadores lograron vender «obras maestras alternativas» y no han sido detectados? El arte pone en entredicho la poder del museo

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¿Son todas las obras de arte que vemos en los museos lo que dicen las cartelas? Verdad y mentira, certeza y falsedad, arte y falsificación son conceptos trenzados, realidades simultáneas y alternativas con unas fronteras muy permeables. Picasso decía que la obra de arte es una falsedad que revela verdades. ¿Y qué es la copia y qué valor tiene en realidad? Rubens copió a Tiziano, y Velázquez a Tintoretto. Y Goya y Picasso a Velázquez. Imitaban a los grandes maestros como aprendizaje. ¿Desde cuándo se usaron copias para engañar al mercado? Desde que hay mercado, cabe pensar. La «era de la posverdad», la de los hechos y los cuadros alternativos, nació mucho antes en el mundo del arte.

«¡Nos están haciendo una guerra!». Lo dice Jorge Luis Marzo, comisario en 2016 de la exposición «Fake» en el IVAM

, sobre la mentira y la verdad que generan los museos y los expertos. ¿Y qué guerra es esa? «El acuerdo global que hay sobre la relatividad de la verdad. Si la verdad no existe, la subjetividad es cómplice. Por eso el arte lleva años alejándose de la subjetividad y tratando de comprender, abordando lo objetivo». Un buen proyecto artístico juega con las copias «para revelar la mentira del mundo», dice, «la mentira política, personal, artística o social en que vivimos». Marzo recuerda que Jonathan Swift dijo una frase muy actual: «Si la política es el arte de la mentira desde Maquiavelo, ¿no tiene el pueblo el derecho de mentir para revelar la verdad?» El estudioso diferencia ese empeño de la falsificación, «que lo que quiere es inflitrarse en la verdad, suplantarla». Así funciona.

Montse Carreño y Raquel Muñoz
Montse Carreño y Raquel Muñoz

CAJAS CHINAS. En 2011, dos artistas españolas, Montse Carreño y Raquel Muñoz volvieron de China. Allí hay una ciudad, Dafen, que vive de producir copias de las grandes obras de arte. Las artistas habían llevado un listado y documentación gráfica de las obras que el Museo Nacional de Arte de Cataluña perdió durante la Guerra Civil. Fortuny, Nonell, Mir... Una vez realizadas enviaron las copias casi perfectas de aquellas obras al MNAC como una «donación anónima», lo que provocó una excitación enorme entre los expertos. ¿Sería posible? Durante horas lo fue. Pero en el proceso de autentificación, alguien sospechó de la paleta de un lienzo y alertó a los Mossos d’Esquadra del fraude. Fue un momento estelar de esperanza en las copias y tensión, al que siguieron muchas explicaciones...

Un «falso» expuesto en el Museo Arqueológico Nacional
Un «falso» expuesto en el Museo Arqueológico Nacional - HEMEROTECA NACIONAL

La revista «Estampa» publicó en el verano de 1930 cómo trabajaban los chamarileros para envejecer pinturas. Primero, entiérrese unos días un lienzo nuevo, y riéguese con frecuencia, como si fuera una planta. Así pronto parecerá tener cuatro siglos. Luego se limpia la tela con alcohol de quemar y justo después hay que arrugarla bien para producir craquelados en la pintura. Para ahumarlo, se cuelga entre jamones en una cocina cuya chimenea tenga mal tiro. Parecerá recién salido de una iglesia, tras unos siglos. ¿Y las tablas? Para imitar los estragos de la carcoma, nada mejor que un buen perdigonazo.

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