La fascinación de la Doña Sofía por Miguel Ángel

El jefe de los restauradores de la Capilla Sixtina cuenta en un libro su experiencia de 14 años para «lavar» los frescos de Miguel Ángel y revela una insólita anécdota de la Reina, que insistió concienzudamente hasta saber cómo se hacían los trabajos de limpieza de los frescos

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
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Es conocida la pasión de la Reina Sofía por el arte. Una anécdota que ahora se hace pública revela su fascinación por Miguel Ángel y cómo su pasión por el arte no ha sido meramente contemplativa, sino a menudo muy activa. La Reina Sofía fue una protagonista destacada de los 7.000 visitantes «privilegiados» que pudieron subir a los andamios durante la restauración de la Capilla Sixtina, trabajos que duraron 14 años, convirtiéndose en la restauración de arte más importante del siglo XX, según el director de los Museos Vaticanos, el profesor Antonio Paolucci.

La visita de la Reina Sofía y su insólita petición para conocer inéditos detalles de la restauración es revelada ahora en el libro «Yo y Miguel Ángel», de próxima venta en las librerías, escrito por Gianluigi Colalucci, jefe restaurador del Laboratorio para la Restauración de las Pinturas de los Monumentos, Museos y Galerías Papales.

Colalucci fue, en definitiva, el hombre que lavó y dio un aspecto completamente nuevo a la Capilla Sixtina. La Reina Sofía pidió a Colalucci que le explicara exactamente cómo se hacía la limpieza. Con gran cortesía el jefe restaurador se negó, señalando que solamente podía trabajar delante de las cámaras de la televisión japonesa NTV, que tenía la exclusiva porque había pagado todos los trabajos de restauración. La Reina Sofía no se dio por vencida: «Insistía en su petición y yo en mi negativa. Así hasta que un miembro de su séquito me dijo: “La Reina no se irá hasta que no haya visto cómo se hace la limpieza”. ¿Qué podía hacer? Tuve que coger los instrumentos necesarios y limpiar la mitad de la pierna de uno de los beatos, y así la Reina se pudo marchar satisfecha», cuenta Colalucci.

En contraste con esa pasión activa de la Reina Sofía por conocer el genio de Miguel Ángel, Colallucci recuerda a la Princesa Margarita de Inglaterra, hermana de Isabel II: «Era una visitante habitual, venía cada año. Se pasaba una entera mañana en el andamio mirando y remirando figura por figura, hablando poquísimo y a baja voz con sus acompañantes».

El profesor Antonio Paolucci, al hablar del jefe de los restauradores, destaca «la racionalidad y la calma del gran profesional, a pesar de la emoción y estupor frente a la pintura de Miguel Ángel». La Reina Sofía pudo también comprobarlo y sentir también el mismo estupor ante la obra maestra del genio del Renacimiento.

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