Espacio y arte interactúan en el Guggenheim al son de Chillida

El museo bilbaíno recoge más de un centenar de trabajos que reflexionan sobre el papel del vacío como protagonista

«Cosa cósmica», del mexicano Damián Ortega A.M.
Adrián Mateos

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La ingravidez, la luz y las formas geométricas constituyen el nexo de unión de las obras de «El arte y el espacio» , el último gran reclamo del museo Guggenheim de Bilbao para 2017. Una reflexión en torno a la espacialidad en la que las piezas se adueñan e interactúan con el microcosmos. No es casualidad, por ello, que la exposición haya recibido el nombre del ensayo que redactó en 1969 el filósofo alemán Martin Heidegger con la ayuda del escultor guipuzcoano Eduardo Chillida . Sus reflexiones son una referencia clave en la muestra, que recoge más de un centenar de trabajos de artistas de relieve local e internacional.

En palabras del comisario Manuel Cirauqui , el «singular encuentro» entre Chillida y Heidegger es «una buena clave de bóveda» para construir la exposición, en la que los artistas actualizan y desarrollan conceptos presentes en las conversaciones entre ambos personajes. Obras que el escultor vasco realizó a raíz de dichos encuentros también se encuentran presentes en las galerías del museo bilbaíno, como es el caso de «Relieve» y «Óxido G-50» .

Obras de Jorge Oteiza A.M.

Las piezas de Chillida conforman el punto de partida de una exhibición en la que el espacio, una entidad imperceptible por definición, se convierte en el tema fundamental del arte abstracto. Muestras de ello son las cinco obras que se exponen de Jorge Oteiza , que también mantuvo relación con Heidegger. Las construcciones del escultor vasco comparten sala con las de otros artistas pioneros en el sector como Lucio Fontana y Naum Gabo .

Sus trabajos dieron lugar a una nueva corriente artística cuyo lenguaje no ha permanecido inalterado en el tiempo, sino que ha sufrido una renovación constante de la mano de personas como Eva Hesse, Lawrence Weiner, Susana Solano o Damián Ortega . Propiedad de este último es «Cosa cósmica» , una de las obras más espectaculares de la colección, que según Cirauqui representa la «explosión» de las diferentes partículas de un Volkswagen escarabajo.

Diálogos en el espacio

La muestra supone a su vez un tributo a la capacidad del edificio de Frank Gehry para generar «diálogos» entre el espacio y piezas modernas y contemporáneas fundamentales. En este punto resulta particularmente interesante «Secuencia de diedros», del vasco Sergio Prego , un mecanismo neumático con paneles de aluminio que combina el movimiento simulado de la superficie del museo con la actividad real de las placas.

Junto a él, «El arte y el espacio» recoge obras de otros autores nacionales como Cristina Iglesias , autora de uno de los tres «lugares imposibles» que alberga la exposición. Se trata de una serie de esculturas creadas a partir de alabastro y hierro que ofrecen una idea de hospitalidad y refugio íntimo. En la misma sala se halla el «Círculo de Bilbao» de Richard Long , obra de 13 metros de diámetro compuesta por fragmentos de pizarra que, según la pinacoteca vizcaína, invita al espectador a «imaginar un enclave ritual». El último espacio «inagotable» es el que crea Lee Ufan , en cuyos lienzos se unen en forma de trazos las vibraciones de mente y cuerpo.

Juan Ignacio Vidarte (c), director del museo, posa con algunos artistas de la exposición A.M.

Con motivo de la exposición, el Guggenheim ha presentado también al público la última obra incorporada a su colección particular, «Burbuja blanca» , que ha sido donada recientemente por el brasileño Ernesto Neto .

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