Las delicias del jardín del Prado

El jardinero, botánico y paisajista Eduardo Barba Gómez identifica casi 600 especies de plantas y flores en la colección del museo. Lo cuenta en un libro

«El olfato», de Jan Brueghel el Viejo y Rubens MUSEO DEL PRADO

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Hay muchas maneras de visitar el Prado : por artistas, escuelas, épocas... Pero también es posible conocer su colección a través de las plantas y flores incluidas en ella. El museo es vecino del Jardín Botánico. Está a solo unos metros de la puerta de Murillo. Son muchas las pinturas (y también esculturas) del Prado en las que aparecen especies botánicas. Eduardo Barba Gómez , jardinero, botánico y paisajista, descubrió que «un mundo botánico se derramaba y florecía en las pinceladas de los cuadros, en los golpes de cincel de las esculturas. Los balcones de mi infancia y los de mi madurez se encontraban en un punto del mundo con un nombre concreto: el Museo del Prado». De todo ello trata «El jardín del Prado» (Espasa) .

Detalle de «Carlota Joaquina, Infanta de España, Reina de Portugal», de Maella. Sobre su cabeza, jacintos azules, rosas y blancos MUSEO DEL PRADO

¿Cómo y cuándo se le ocurrió meterse en este jardín? «Llevo muchos años en ello y es una investigación abierta. He identificado ya casi 600 especies en toda la colección expuesta en el Prado (pinturas, esculturas y artes decorativas), pero también en parte de las obras que están en almacenes. Son miles de obras las que he analizado y, a día de hoy, inventariadas con detalles botánicos hay unas 1.100 aproximadamente».

¿Se han resistido algunas que no haya podido identificar? «Sí. A veces hay licencias artísticas. No todas son reales, hay mucho de fantasía. Es parte del juego. Identificar las plantas de un museo es como un paseo por un jardín. Vas de cuadro en cuadro, descubriendo detalles, flores que se abren ante tus propios ojos... Es algo muy mágico».

Detalle de «La bacanal de los andrios», de Tiziano. La figura central lleva violetas en el escote y sobre su oreja MUSEO DEL PRADO

Si efectuáramos un ranking de las flores más representadas en el Prado, la rosa es la flor más representada. Hay una gran variedad: la rosa gálica, la rosa alba... En cuanto a las especies, la más representada, sorprendentemente, es la hiedra . Aparece en más de 160 obras. «Es muy pictórica y fácilmente reconocible. Tiene una carga simbólica muy fuerte. Aparece en cuadros sobre resurrección y vida eterna», explica Eduardo Barba. También están en los primeros puestos de ese ranking el pino piñonero, el laurel (ciñe las cabezas de muchos personajes), la parra, los robles, las azucenas (presente en las escenas de la Anunciación, pues simboliza la pureza y virginidad), los cipreses, el clavel ; la violeta (ahora está en flor), que aparece en más de 50 obras... En «La bacanal de los andrios», de Tiziano, explica Barba, «la violeta tiene un significado muy potente. La amante de Tiziano se llamaba Violante. Es una obra cargada de sensualidad y erotismo. La violeta también es un símbolo de resurrección para lo cristiano y lo pagano. Anuncia la primavera, la juventud, el renacer...»

Detalle del retrato de María Tudor, pintado por Antonio Moro. Sostiene en su mano derecha la rosa roja de Lancaster, conocida como «rosa de los boticarios» MUSEO DEL PRADO

Entre l as plantas más nobles, con pedigrí , se halla el laurel. Lo llevan reyes, emperadores... «Árbol sagrado para griegos y romanos, es una planta a la que se suponía un poder purificador y sanador, y que se veía como atributo de la victoria y la paz». En cuanto a la rosa, dice Eduardo Barba: «Quizá la flor más aristocrática del Prado sea la que porta en su mano María Tudor, retratada por Antonio Moro». Se trata de la rosa de Lancaster, también llamada «rosa de boticarios» (se le atribuían muchas propiedades medicinales: analgésica, antiséptica, cardiotónica...). Curiosamente, sorprende una flor tan delicada en la mano de una mujer con un rostro tan «severo y adusto» y con «una de las miradas más fuertes de todo el museo», comenta el autor.

Detalle de «Santa Isabel de Portugal», de Zurbarán. Porta en su mano derecha una caléndula MUSEO DEL PRADO

Las hay delicadas, seductoras, bellísisimas , pero también siniestras, venenosas . Así, la aguileña que pinta El Bosco en su «Jardín de las Delicias» resulta «fascinante, tiene una forma muy extraña. En la Edad Media se usaba como un afrodisiaco muy potente. Sumergían la parte que se quería estimular en la infusión de la planta». ¿Y la planta más rara ?«Un tulipán azul. No existe, pero lo pintó Van der Hamen en un cuadro». Hay otras como el trébol blanco, el diente de león o la cimbalaria, que son muy raras, pero son reales. ¿Y la flor o la planta más seductora del Prado ? «Además de ser bella, alguna que tenga aroma. Como una azucena (tiene un aroma espectacular a la caída de la tarde), la violeta (un aroma dulce y delicado), las rosas (símbolo de amor, ligado a Venus)»...

Detalle de «La Anunciación», de Fra Angelico. En el jardín del Edén hay una higuera. Adán y Eva ciñen su talle con la hierba de los pordioseros MUSEO DEL PRADO

Es infinita la carga simbólica de las flores y plantas : los pétalos blancos remiten a la virginidad; los frutos rojos, a la sangre vertida por Cristo; la hoja de la palma datilera es el símbolo más antiguo del triunfo militar... La hiedra , explica Eduardo Barba, es símbolo de la amistad: «Es capaz de aferrarse a sitios muy difíciles. Como la amistad, que con perseverancia, paciencia y confianza llega a cualquier rincón». Un caso especial de carga simbólica es la trinitaria . «Está conectada con la Trinidad cristiana por los colores que predominan en su flor, pero también era una flor dedicada a los amantes. Florece en primavera y se relaciona con juventud, sensualidad, amor...» Como símbolo de la culpa, cita la hierba de los pordioseros , que ciñe el talle de Adán y Eva en «La Anunciación» de Fra Angelico. Los mendigos, antes de entrar en la ciudad, se frotaban la piel con esa planta: les producía irritaciones que inducían a una mayor misericordia. El romero también tiene muchos significados simbólicos: el amor, la vida, la muerte, la sexualidad...

Detalle de «La siesta o Escena pompeyana», de Lawrence Alma-Tadema. En el centro, una hiedra rodea un jarrón MUSEO DEL PRADO

¿Quién es el mejor pintor de flores y plantas del Prado ? «Es difícil decirlo, porque cada uno tiene su estilo. Jan Bruegel el Viejo sería uno de ellos». ¿A qué huele el Prado?«Depende del estado de ánimo», dice Andrés Barba. ¿Y en qué cuadro pasaría cada estación? «La primavera, en “El Jardín de las Delicias”. El otoño, en “La bacanal de los andrios”. El invierno, en “La nevada” de Goya. El verano...» Lo piensa, no lo tiene claro. ¿Tienen las flores un lenguaje propio o es una leyenda urbana más? «Sí lo tienen. Fue muy utilizado en la época victoriana: se atribuían a ciertas especies una manera de comunicarse con el ser amado». Algunas de ellas tienen apodos , como las personas. Así, la trinitaria también se conoce como salta y bésame, la delicia de Cupido, nadie tan linda... Y la arañuela, como damas en el bosque, cabellos de Venus, diablo entre el matorral, amor en la niebla... Son curiosísimos los apodos de las plantas: matapollo, hierba loca, trompeta d Medusa, despachapastores, malcoraje...

Detalle de «El Jardín de las Delicias», del Bosco. A la izquierda, se identifica una borraja. De una fresa enorme nace una extraña cola, en cuya punta se halla la flor azul de la borraja. A la derecha, sobre un hombre que hace el pino, una aguileña, de color azul MUSEO DEL PRADO

Si hay un cuadro en el Prado que más y mejor represente la botánica, ése es, sin duda, «El olfato», de Jan Brueghel el Viejo y Rubens , perteneciente a la serie de los sentidos. Son más de 60 las especies identificadas en el cuadro. Y hay más de 200 en toda la producción del primero, puntualiza Barba. «Todas sus obras tienen un grado de finura y realismo muy especial». «El Jardín de las Delicias», del Bosco , es un tratado de botánica en sí mismo. «La comprensión del tríptico está ligada a la comprensión de la parte botánica, que tiene una gran fuerza». En él vemos borrajas, dragos, aguileñas... Un sinfín de quimeras vegetales, pintadas por El Bosco, capaz de juntar varias especies y crear una planta única.

Detalle de «El paso de la laguna Estigia», de Patinir. A la izquierda, un manzano, junto a una gran variedad de flores MUSEO DEL PRADO

Pero hay muchos más. Eduardo Barba cita «Los desposorios de la Virgen», de Robert Campin («un prodigio de realismo botánico»); «La Virgen con el Niño», atribuido a Gérard David («uno de los bodegones florales más elegantes del Prado»)... O un bodegón de Clara Peeters («tiene una de las rosas alba más bellas de toda la historia del arte»). Para Barba, «El paso de la laguna Estigia», de Patinir , cuenta con «uno de los fragmentos botánicos más gloriosos del Prado y uno de los más hermosos de la Historia del Arte. Hay una carga botánica espectacular en todos sus cuadros». Otro jardín hermosísimo del Prado es el del Edén de «La Anunciación» de Fra Angelico . «Mezcla un Trecento medieval con muchas licencias botánicas con un Quattrocento que mira al realismo».

Detalle de «El Descendimiento», de Rogier van der Weyden. A los pies de San Juan Bautista vemos una milenrama MUSEO DEL PRADO

Y, para acabar, un caso curioso: el maravilloso «Descendimiento», de Van der Weyden . Nos fijamos en las lágrimas de los rostros, en la composición coreográfica de la escena, pero casi nadie se da cuenta de que hay plantas en el cuadro, y hay más de una docena de especies vegetales . A los pies de San Juan Evangelista aparece la milenrama , que «se ha utilizado ancestralmente para curar las heridas. Los guerreros solían portar consigo las hojas de esta planta».

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