Exterior del museo con una escultura cinética de Santiago Calatrava en primer plano
Exterior del museo con una escultura cinética de Santiago Calatrava en primer plano - MEADOWS MUSEUM DE DALLAS

El «pequeño Prado de Texas» celebra sus 50 años con las colecciones Alba y Abelló

El Meadows Museum de Dallas fue creado en 1965 por un magnate petrolífero enamorado del arte y la cultura de nuestro país

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Es una embajada cultural española en el corazón de Estados Unidos. Así define el Meadows Museum de Dallas su director, Mark A. Roglán. Una institución que en 2015 tirará la casa por la ventana para celebrar su 50 aniversario. Una exposición reúne, hasta el 1 de marzo, la primera edición completa de las cuatro grandes series de grabados de Goya:«Los Caprichos», «Los Desastres de la Guerra», «La Tauromaquia» y «Los Disparates». En julio recibirá el excepcional préstamo del «Retrato de la Infanta Margarita con vestido azul», de Velázquez, cedido por el Kunsthistorisches Museum de Viena.

Pero habrá dos citas centrales en esta celebración. La primera, del 18 de abril al 2 de agosto, cuando se mostrará una selección de obras de la Colección Abelló

–actualmente se exhiben sus mejores tesoros en las salas de exposiciones del Ayuntamiento de Madrid–. Viajarán hasta Texas setenta obras de artistas como Bacon, Braque, Canaletto, Dalí, Degas, Goya, El Greco, Matisse, Modigliani, Léger y Picasso, entre otros. La segunda cita tendrá lugar del 4 de septiembre al 3 de enero de 2016. Otra de las mejores colecciones privadas de España, la de la Casa de Alba, sale por primera vez de nuestro país y recalará en el Meadows Museum con un centenar de piezas (cuadros de Velázquez, Goya, Rembrandt...; objetos y documentos). Una buena ocasión para rendir homenaje a la gran labor de mecenazgo llevada a cabo por Cayetana Fitz-James Stuart.

Al igual que ocurre con la Hispanic Society of America, en plena Quinta Avenida de Nueva York, fundada en 1904 por Archer Milton Huntington, el Meadows Museum de Dallas también apuesta fuerte por difundir la cultura española en Estados Unidos. En este caso se debe a la pasión por nuestro país del filántropo y magnate petrolífero Algur H. Meadows, quien, debido a sus negocios, pasó mucho tiempo en España en la década de los 50. De hecho, durante un par de meses al año residía en el Ritz de Madrid con su esposa, Virginia. El hotel está situado junto al Prado, un museo por el que Meadows sentía total devoción y visitaba con asiduidad. Ello le llevó a atesorar una importante colección de arte español, que en 1962 donó, a través de la Fundación Meadows, a la Southern Methodist University (SMU) de Dallas para que creara un museo. Se inauguró el 3 de abril de 1965. Algur H. Meadows murió en 1978.

En 2001, su nueva sede

El Meadows Museum se conoce como «el pequeño Prado de Texas», debido a la excepcional calidad de sus fondos. Pero, desde su creación, el empresario tenía claro que el museo debía tener una activa política de adquisiciones. Y así ha sido desde entonces. Explicaba el director de la institución, durante un encuentro con la prensa en Madrid, que la Fundación Meadows ha dado un apoyo importantísimo al museo con la aportación de elevados fondos económicos. La donación en 1998 de 20 millones de dólares permitió la construcción, en el campus universitario, de un nuevo edificio que alberga la pinacoteca, inaugurada en 2001 por los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía. Con 6.000 metros cuadrados de superficie, este bello edificio de ladrillo rojo y estilo georgiano es cuatro veces mayor que su antigua sede y está dotado con la más moderna equipación museística.

En 2006 recibió de la Fundación Meadows la mayor donación hasta la fecha: 25 millones de dólares, de los cuales 5 millones estaban destinados exclusivamente a la compra de obras de arte. Ese año se incorporó como director Mark A. Roglán, quien ha impulsado la proyección, tanto nacional como internacional del centro, con un ambicioso programa de exposiciones (muestras dedicadas a Sorolla, Balenciaga, obras maestras del Prado...) y alianzas estratégicas con los más importantes museos del mundo. Además, ha conseguido atraer a más público hasta el museo: unos 60.000 visitantes anuales. Y, aunque reconoce que la huella hispana continúa creciendo en Estados Unidos, se lamenta de que «aún se conoce muy poco el arte español» en ese país. Roglán es Caballero de la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica, que le concedió el Rey Don Juan Carlos por su contribución al arte español.

Seis millones de presupuesto anual

A sus activos programas de exposiciones y adquisiciones, suma el Meadows Museum un destacado proyecto educativo. Para todo ello cuenta con un presupuesto anual de 6 millones de dólares. Es un museo completamente privado. No recibe ninguna subvención estatal. Roglán subraya la estrecha relación del Meadows Museum con el Prado. Ambos firmaron en 2009 un acuerdo de colaboración por tres años gracias al cual intercambian préstamos de obras, organizan exposiciones conjuntamente (es el caso de los dibujos españoles de la Kunsthalle de Hamburgo, que pueden verse en el Prado tras su paso por el museo texano) y llevan a cabo un programa de becas. En 2012 se renovó el acuerdo. Pero también mantiene colaboraciones con otros museos españoles. En 2000 una treintena de sus fondos se exhibieron en el Museo Thyssen y en el MNAC.

«Este museo es uno de los grandes promotores del arte español en Estados Unidos», advierte Mark A. Roglán. Cuenta que a Algur H. Meadows llegó a estafarle el célebre fasificador húngaro Elmyr de Hory, quien le vendió obras falsas de artistas como Modigliani y Picasso. «Empecemos de nuevo», dijo al descubrir el pastel. A la colección de arte español hay que sumar la colección de escultura moderna de artistas no españoles, conocida como la Colección Elizabeth Meadows, en honor a la segunda esposa del fundador del museo, que también fue donada a la universidad. Cuenta con piezas de Lipchitz, Moore, Oldenburg... Entre las ausencias del museo, su director echa en falta algún Dalí, una obra de Juan de Flandes o un bodegón de Meléndez, por citar solo tres ejemplos.

Ver los comentarios