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Los términos incluidos en el diccionario «no son fruto de la arbitrariedad ni de la inconsciencia o la ignorancia», afirma Darío Villanueva, director de la RAE - ABC

Palabras que nunca pensaste que terminarían en el diccionario de la RAE

Términos como «almóndiga», «jonrón», «uebos», «otubre», «norabuena», «albericoque» o «chapuzar» pueblan las entradas del documento guía de nuestra lengua, que advierte al hablante sobre el uso que se les otorga...

Madrid Actualizado: Guardar
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«Iros» no es el único término incluido en el diccionario que le podría chirriar a más de un hispanohablante. Tomemos los siguientes palabras: «Ño», «Albericoque», «Chapuzar», «palabro», «almóndiga», «otubre», «conceto», «uebos», «descambiar» o «jonrón». No, al periodista no se le han olvidado las reglas ortográficas (al menos intencionadamente). Todos ellos son correctos y, si los buscan en el diccionario - en rae.es o en papel- encontrarán sus respectivas definiciones.

Por ejemplo, el término «ño» sería una aféresis de señor- es decir, see ha suprmido algún sonido al principio de este vocablo como en el caso de «norabuena»-. Respecto a Albericoque vendría a ser un sinónimo de la conocida fruta- Albaricoque- que se utilizaría en Aragón y Burgos.

«Chapuzar» sería una voz común en el Levante sur cuyas raíces vendrían de los términos latinos «subputeāre» -«sumergir»- y «puteus» - pozo - y significa «meter a alguien de cabeza en el agua».Tampoco si se usa «Almóndiga» en lugar de «albóndigas» se comete un delito de lesa humanidad contra el español. En concreto, la RAE advierte que se trata de un término vulgar y en desuso. O si como el expresidente del Congreso, Federico Trillo, alguna vez les ha dado por pensar aquello de «¡Manda huevos!», si la escriben como «uebos» estarán hablando de «necesidad» o «cosa necesaria». Precisamente la expresión mencionada viene de ¡Mandat Opus!. Es decir, «¡La necesidad obliga!».

«Descambiar» es de uso coloquial y se entiende como «devolver una compra» o «deshacer un cambio». TAmbién, según la RAE, en países como Costa Rica, El Salvador, Honduras o Perú quiere decir convertir billetes o monedas grandes en dinero más pequeño o viceversa. Y «Jonrón» es una adaptación de noelogismo «home run» que en el béisbol no es otra cosa que batear la bola lejos, mientras el compañero de equipo aprovecha para sumar carreras hsata que el otro equipo captura la bola. De igual forma, podríamos concluir esta recopilación de palabros que es un término que también está en el diccionario, para aludir a una «palabra rara o mal dicha» y cuyo uso es coloquial.

El español, «un ser vivo»

Pero, con todo lo anterior, habrá quienes crean que esto puede afectar negativamente al uso del español. Como advierte el director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) Darío Villanueva, «la lengua pertenece a todo el mundo y todos tenemos derecho a opinar sobre ella». En este sentido, el máximo responsable de la RAE quien ha participado en los cursos de Verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) este lunes, ha defendido que los términos incluidos en el diccionario «no son fruto de la arbitrariedad ni de la inconsciencia o la ignorancia». Al respecto, Villanueva ha recordado que «la lengua es un ser vivo que crece sometido a muchos contactos e influencias, así como a estados de opinión». Lo que, en su opinión, debe «recoger» un diccionario.

«Hay tiempo para el debate, se consulta con las 23 academias que forman parte de la Asale y sólo después en el dicccionario aparece una modificación o una supresión», concluye el máximo responsable de la RAE.

Pero, ¿cómo accede una palabra al diccionario? ¿qué requisitos debe cumplir para entrar en este Ibex 35 de las letras? Como explica el académico y catedrático de Lingüística General de la Universidad de León Salvador Ordóñez, quien ha tomado parte en la XVIII Escuela de Gramática Española «Emilio Alarcos» durante los curos de verano de la UIMP, «cuando un término entra en el diccionario debe tener un número de usos, un tiempo, cierto asentamiento.

Al respecto, este académico aclara que «también miramos la diversidad, la frecuencia de uso, la cantidad y extensión del término, si se usa sólo en España o no». Todo lo anterior le da una idea a los académicos de si una palabra ha venido para quedarse o no en el español:«Hay términos que están muy vivos un año y luego desaparecen», apunta Ordóñez quien concluye que si una palabra cae en desuso esta termina en el diccionario histórico.

En cualquier caso, recomienda el director de la RAE, echemos mano del diccionario que sólo en su versión web recibió 800 millones de consultas durante 2016 y, sobre todo, leamos «las instrucciones que identifican las abreviaturas que aparecen junto al enunciado de cada definición».

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