La otra cara de los videojuegos: así se utiliza Assassin’s Creed para salvar Notre Dame

La industria del videojuego mueve continuamente a sus creadores a reflexionar y reinventar arquitecturas monumentales e históricas. Estos caminos creativos están plagados de documentación, ilustraciones y modelos intermedios que resultan valiosos por sí solos.

Un ejemplo claro se ha dado tras el trágico incendio de Notre Dame, cuando se habló largo y tendido de cómo «Assassin’s Creed Unity» (Ubisoft, 2014) podría ayudar a su reconstrucción. Este título fue ensalzado por fans que defendían el valor de su recreación digital de Notre Dame a finales del siglo XVIII. Los historiadores en cambio señalaban sus desviaciones anacrónicas, como la inclusión de la aguja añadida por Viollet le Duc en el siglo XIX.

Ubisoft, sabedora de que sus recreaciones no son 100% históricas ni pretenden serlo, valoraba el trabajo de expertos como la artista Caroline Miousse, que dedicó más de 5.000 horas a documentar reconstruir su modelo jugable, o el historiador y productor Maxime Durand. Cualquier posible colaboración con las instituciones que salvaguardan el patrimonio francés se nutriría de este trabajo duro.

El fruto más reciente de esta conexión ha sido Notre Dame VR Experience, una recreación fiel a la historia desarrollada por Ubisoft y Unesco que se ha podido visitar en París durante las Jornadas de Patrimonio del pasado fin de semana.

Este tipo de eventos demuestran que los espacios digitales jugables ofrecen valor no sólo a partir de su producto final, sino también a través de sus procesos creativos y el conocimiento generado para alumbrarlos.