Medellín pide la repatriación de los restos de Hernán Cortés ante la «deriva antiespañola» de México

El alcalde de la localidad natal del conquistador muestra en una carta a la embajadora su preocupación ante la posibilidad de que su tumba sea profanada

Retrato de Hernán Cortés ABC

S.C.

El alcalde de Medellín (Badajoz), Valentín Pozo, ha remitido una carta a la embajadora de México en España, María Carmen Oñate Muñoz , con motivo del Día de la Hispanidad, en la que le traslada su «profunda preocupación» por la «deriva antiespañola» que se está viviendo en dicho país . En el escrito, el regidor socialista muestra su temor de que los restos de Hernán Cortés puedan ser profanados y pide a la embajadora que, antes de llegar a ese extremo, acuerden con las autoridades españolas «su repatriación al pueblo que lo vio nacer».

Pozo recalca que, desde hace meses, las noticias que llegan desde México son «muy desalentadoras» e insiste en que desde el Ayuntamiento de Medellín se está «trabajando intensamente"» por reforzar los lazos de unión con Hispanoamérica a través del hermanamiento del Medellín pacense con los distintos municipios denominados Medellín, ya no solo en América sino también con el ubicado en Filipinas.

Para el alcalde extremeño, la corriente de pensamiento que «está tratando de reescribir» la Historia respecto del proceso colonizador emprendido por la Corona de Castilla «carece totalmente de sentido». Pozo aboga por acercarse a este pasaje histórico de manera «objetiva, dejando atrás los intereses partidistas» y con el «firme objetivo» de aprender del pasado con el fin de construir un «futuro de paz y concordia entre los pueblos que en su día conformaron uno de los imperios más extensos y diversos del mundo».

El primer edil pacense muestra su temor que, ante el «aumento del clima de tensión» que vive el país, los restos de Hernán Cortés, nacido en esta localidad, « pudieran llegar a ser profanados », por lo que ha pedido a la embajadora que, antes de llegar a ese extremo, acuerden con las autoridades españolas «su repatriación al pueblo que lo vio nacer».

Sin embargo, Valentín Pozo ha manifestado que lo que más le gustaría es que se respetara el «expreso deseo del conquistador español y sus restos pudieran seguir descansando en el continente americano».

Sin descanso

Desde que falleciera a los 62 años de un ataque de pleuresía el 2 de diciembre de 1547 en Castilleja de la Cuesta (Sevilla), los restos de Hernán Cortés han ido dando tumbos a lo largo de la Historia. En un primer momento quedaron en el panteón familiar de los duques de Medina-Sidonia, pero en 1562 dos de sus hijos, cumpliendo los deseos del conquistador, llevaron sus restos a México y los enterraron en la iglesia de San Francisco de Texcoco. De allí peregrinarían por una iglesia de Ciudad de México en 1629 y una fundación religiosa de la misma localidad en 1794.

Tras la independencia del país y ante el temor a que destruyeran su sepulcro, se desmontó su mausoleo y se ocultaron sus huesos. En septiembre de 1823, fueron llevados de forma clandestina a la tarima del altar del Hospital de Jesús donde permanecieron durante trece años hasta que fueron trasladados a un nicho todavía más oculto. Allí permanecerían olvidados durante 110 años. Hallados en 1946 tras la aparición de unas actas que indicaban su ubicación en una urna en uno de los muros del altar, sus restos fueron confiados al Instituto Nacional de Antropología e Historia, donde fueron estudiados antes de ser enterrados de nuevo el 9 de julio de 1947 en la iglesia del Hospital de Jesús, heredero del fundado por el propio Cortés para su tropa en 1524. Allí reposa desde entonces. ¿Definitivamente?

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