La NASA explica la razón por la que no hubo amanecer en Asturias el 16 de octubre

Las partículas de arena en suspensión ayudaron a oscurecer las primeras horas del día

Simulación de aerosoles y huracanes del 16 de octubre de 2017 NASA

O.V.

Una de las plagas con las que Jehová castigó al Egipto de Ramsés II por el empecinamiento del faraón fue, como bien es sabido, que las aguas del Nilo 'se convirtieron en sangre'. Periódicamente, el Levante español sufre también 'lluvias de sangre' que dejan un barrillo rojizo y arenoso como efecto. Ese cieno es tanto más fino cuanto más al norte se producen las 'lluvias de sangre'.

¿A qué se debe? Es arena del Sáhara, polvo en suspensión que los vientos que se generan en el corazón sediento de África arrastran hasta las capas altas de la atmósfera y distribuyen, normalmente, hacia el océano Atlántico en dirección a América la mayor parte de las veces. En otras ocasiones, eventos como el huracán Ophelia se llevan ese polvo en suspensión hacia el continente Europeo.

Eso fue lo que ocurrió en los días previos a los incendios que el 15 y 16 de octubre pasado quemaron más de 30.000 hectáreas de bosque en Galicia y Asturias. Hacia el 10 de octubre, Ophelia se encontraba casi estática en medio del Atlántico, frente a las islas Canarias. Al sur del huracán, los vientos procedentes del Sáhara arrastraban arena hacia el centro del océano y hacia América. Ambas corrientes de viento comenzaron a interactuar, con dos efectos. El primero, que Ophelia se aceleró exponencialmente en dirección norte-noreste, directamente hacia la fachada occidental de la Península Ibérica. El segundo, que Ophelia se llevó consigo buena parte del polvo en suspensión que arrastraban hasta entonces en dirección oeste los vientos procedentes del interior de África.

Si los dos efectos antes mencionados de la interacción entre los vientos africanos y el huracán Ophelia no hubiesen coincidido con el inicio de los incendios en Galicia y Asturias, el efecto visible de Ophelia no habría pasado de los típicos de un huracán ya rebajado a la categoría de tormenta. Viento intenso, tal vez algunas precipitaciones, que en este caso podrían haberse teñido puntualmente de rojo al arrastrar las gotas de lluvia el polvo en suspensión.

Pero, valga la redundancia, se produjo la tormenta perfecta. Y en Asturias, el 16 de octubre, no amaneció. Sigue leyendo la noticia aquí...

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