Una de las especies de líquenes estudiados por los investigadores
Una de las especies de líquenes estudiados por los investigadores - Tim Wheeler

Un «ménage à trois» que puede cambiar los libros de texto

Descubren que los líquenes, el ejemplo clásico de la simbiosis, están formados en realidad por un trío

MADRID Actualizado: Guardar
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Ya lo dijo Diana de Gales: «En mi matrimonio éramos tres». Y cuántas veces ocurre, también entre las parejas más estables. Durante 150 años, los líquenes han protagonizado el ejemplo más clásico de simbiosis en la naturaleza, al surgir de la ayuda mutua entre un alga y un hongo. Pero resulta que hay un tercero en la relación. Este es el «ménage à trois» por interés que no saldrá en los programas del corazón pero que sí puede cambiar los libros de texto. De momento, aparece publicado en la revista Science.

Un equipo internacional de investigadores dirigido por Toby Spribille, de la Universidad de Montana (EE.UU.), ha descubierto que algunas de las especies de líquenes más comunes del mundo en realidad están compuestas por tres miembros en vez de dos.

Los ha pillado «in fraganti». Mediante el uso de los últimos avances en secuenciación genómica, demostró que muchos líquenes contienen no sólo un alga o cianobacteria (llamada ficobionte y que realiza la fotosíntesis) y un hongo (micobionte), como era de esperar, sino también un segundo hongo desconocido que nunca se había detectado antes. «Esto sacude de forma fundamental lo que pensábamos que sabíamos acerca de la simbiosis del liquen», dice Spribille. «Obliga a una reevaluación de los supuestos básicos acerca de cómo se forman los líquenes y quién hace qué en la simbiosis».

El descubrimiento se produjo cuando los investigadores intentaban averiguar por qué una de dos especies de líquenes estrechamente relacionadas, que son comunes en el oeste de Montana, contiene sustancias tóxicas para los mamíferos, mientras que la otra no.

Una levadura

Estudios de ADN anteriores habían llegado a la conclusión de que las formas tóxicas y no tóxicas de las parejas de hongos y algas de estos líquenes eran idénticas, dejando sin resolver el misterio de cómo un liquen adquiere sus propiedades tóxicas, mientras que el otro no. Spribille, que ha estudiado la biología y taxonomía de los líquenes durante quince años, realizó la secuenciación profunda del ácido ribonucleico (ARN) de los líquenes. Así, molió líquenes enteros y comparó el ARN, cuyo trabajo consiste en actuar como un mensajero que lleva instrucciones del ADN, entre los líquenes tóxicos y los que no lo son. Para su sorpresa, encontró que cada liquen contenían cada no una, sino dos especies de hongos. Lo que es más, los líquenes tóxicos contenían una parte mucho mayor del hongo extra, que el equipo identificó como una forma hasta ahora desconocida de levadura.

Los investigadores comenzaron a sospechar que este resultado no era un fenómeno aislado, así que comprobaron otros líquenes y recogieron material de todo el mundo. Resulta que el segundo hongo fue encontrado en líquenes comunes en todo el mundo, desde la Antártida y Japón a América del Sur y las tierras altas de Etiopía. «Está en todas partes», dice el microbiólogo John McCutcheon, otro de los autores del estudio, quien recuerda que el trío ha permanecido oculto durante más de cien años a pesar de tenerlo delante de nuestros ojos.

«La palabra simbiosis proviene en parte del estudio de los líquenes», añade McCutcheon. «La definición en los libros de texto de los líquenes siempre se ha limitado a un solo hongo. Nuestro trabajo demuestra que esta definición no parece ser correcta». Comparados con esta historia, los escándalos entre tenistas y modelos son pura anécdota.

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