Laura Spinney: «La pandemia es una advertencia sobre los peligros reales que afronta la humanidad»

La reputada periodista científica, autora de «El jinete pálido», un libro sobre la pandemia de gripe de 1918, habla sobre errores y lecciones de la pandemia de COVID-19

Cortesía de Laura Spinney
Gonzalo López Sánchez

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Hace poco más de 100 años que el mundo estaba sufriendo una pandemia que haría palidecer a la COVID-19: se trata de la gripe de 1918. Un patógeno recién llegado, nacido de la maestría de la gripe para mutar, salto desde aves e infectó en dos años a una de cada tres personas en el planeta. El virus mató a más personas que las que ametralladoras y cañones segaron durante la Primera Guerra Mundial. No había vacuna ni tratamiento y Europa estaba desgarrada por la contienda.

La británica Laura Spinney (1971) trazó una visión global de la gripe de 1918 en su libro «El jinete pálido» (Crítica), publicado en 2018. Allí, esta periodista científica, que ha escrito para « Nature », « The Guardian », « Time » o «The Economist», recopiló estudios y un sinfín de pequeñas historias que dieron forma a aquellos dramáticos sucesos. Estos días, en los que ha entrevistado a expertos y escrito reportajes sobre la COVID-19, ha compartido con ABC algunas de sus reflexiones, a través de Skype.

-En «El jinete pálido» comenta que la sociedad olvidó colectivamente la pandemia de la gripe española. ¿Hay lecciones válidas para la actual crisis en este episodio?

Creo que deberíamos recordar este hecho ocurrido en 1918 por su propia importancia: murieron 50 millones de personas y fue de lejos la peor catástrofe del siglo XX. Creo que tiene lecciones válidas para hoy, pero no debemos comparar ambas pandemias. La de 1918 fue una pandemia realmente grande: si hoy muriera la misma proporción de personas que por entonces, fallecerían de 220 a 440 millones de personas . La pandemia de la COVID-19 todavía no ha acabado, pero parece que no será ni de cerca tan mala. Quizás se parezca más a la gripe asiática de 1957 (que causó no menos de dos millones de muertos) o la gripe de Hong Kong de 1968 (no menos de cuatro millones de muertos).

-¿Y qué hay del impacto social que está teniendo esta pandemia? No sé si es comparable a algo ocurrido antes.

Es una muy buena pregunta, pero todavía falta tiempo para ver qué impacto social tendrá. En las pandemias anteriores la humanidad se vio profundamente golpeada pero de alguna forma se recuperó relativamente rápido. Ésas son las buenas noticias, ésa es la imagen a nivel global. Pero a nivel individual, millones de personas podrían sufrir en el proceso. Las escenas de los pacientes en los hospitales de Francia o España han sido trágicas.

-¿Cree que vamos a olvidar colectivamente esta pandemia, como la de 1918, o que va a cambiar nuestros valores, colectivamente?

Tenemos una fuerte tendencia a olvidar, pero incluso así la memoria es algo muy extraño. En mi libro cuento cómo la gripe se olvidó colectivamente, pero cómo permaneció ahí, a nivel individual: la gente la recuerda dentro de sus familias; es la suma de millones de recuerdos individuales.

«Creo que las pandemias dejan una marca en nosotros, nos cambian»

Creo que las pandemias dejan una marca en nosotros, nos cambian. Ahora, la COVID-19 está mostrando las debilidades del sistema sanitario de Europa, si se necesitan más fondos o hacer cierta reorganización. Todavía esta por ver, pero es probable que lleve a cambios después de la pandemia.

Un grupo de mujeres confecciona máscaras para la gripe en San Francisco, Estados Unidos, en 1918 EFE

-¿Cuál cree que es la principal lección que los gobiernos están aprendiendo?

Espero que estén aprendiendo la lección de que deben estar mejor preparados para la siguiente pandemia. La Organización Mundial de la Salud (OMS), los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDCs) o muchos gobiernos nacionales tenían planes oficiales para las pandemias, que actualizaban cada dos años. Pero en algunos casos estos planes se descuidaron. Espero que ahora aprendamos a prestarles más atención, y que eso se traduzca en que se almacenen mascarillas, equipos de protección y de ventilación , o que estemos mejor preparados para producir tests a gran escala rápidamente.

-Para la próxima pandemia...

Sí. Lo único que realmente aseguran muchos expertos es que habrá otra pandemia en algún momento. No sabemos cuándo será o de qué enfermedad se tratará, pero es muy probable que sea una enfermedad respiratoria, porque estas se transmiten más fácilmente y pueden dar la vuelta al mundo muy rápidamente. Así que es muy probable que la próxima pandemia sea provocada por algún tipo de gripe.

«Es muy probable que la próxima pandemia sea provocada por algún tipo de gripe»

-¿Hasta qué punto es esta pandemia consecuencia de la naturaleza del virus o consecuencia de los errores cometidos?

Este virus tiene algunas características que le hacen muy peligroso: es bastante letal, en una porción relativamente grande de la población, es muy contagioso, por ejemplo más que una gripe estacional y, hasta hace dos meses, nadie en la Tierra tenía inmunidad frente a él . También parece ser capaz de extenderse sin producir síntomas, lo que hace que sea muy difícil detectarlo, salvo que hagas tests de PCR a gran escala.

Por todo esto está claro que es un enemigo muy difícil de combatir, pero también que muchos países reaccionaron demasiado despacio . Vimos lo que estaba ocurriendo en China, la OMS declaró la emergencia global a finales de enero y, ya a finales de marzo, cuando vio que los gobiernos no estaban reaccionando tan rápido como muchos hubieran querido, declararon la pandemia. Creo que globalmente ha habido una actitud bastante malsana de pensar que el último país afectado por la COVID-19 había cometido algún tipo de error, en vez de pensar: «Lo que ellos tienen viene hacia nosotros» .

«Está claro que es un enemigo muy difícil de combatir, pero también que muchos países reaccionaron demasiado despacio»

-¿Por qué ocurrió?

Creo que está en la naturaleza humana. Se piensa que nuestro país es diferente y especial, que las fronteras lo mantendrán fuera, lo cual es lógicamente ridículo. Eso ya deberíamos de haberlo aprendido.

-La gestión de las fronteras fue bastante polémica al principio...

Las fronteras son una herramienta útil a la hora de controlar las epidemias. Esta enfermedad, que tiene la tendencia de crecer en «clústers», puede ser contenida si se limita el crecimiento de estos grupos. Eso implica hacer tests, aislar los casos y poner en marcha restricciones de viaje enseguida. Tenemos que aprender a hacer estas cosas que hasta ahora no hemos hecho muy bien.

Dos personas protegidas con máscaras caminan por la Plaza del Pueblo en Roma, Italia, este miércoles REUTERS

-¿Qué opina de lo que ha ocurrido en Italia y España? ¿Hemos cometido más errores que otros o partíamos de una situación peor?

Creo que ha habido una importante dosis de mala suerte. Todavía no sabemos por qué Italia tuvo un brote tan temprano y tan grave y no es necesariamente saludable especular sobre ello. Creo que lo importante es que señalar que los países que lo hicieron bien fueron los que lo vieron llegar y comprendieron que necesitaban actuar antes incluso de registrar sus primeros casos.

-¿Como por ejemplo?

Grecia, aunque hay otros. Este país reaccionó antes de tener su primer caso. En enero ya estaban informando a la población sobre la COVID-19, antes incluso de que hubiera casos en Europa. Y cuando tuvieron su primer caso reaccionaron muy rápida y agresivamente en términos de seguimiento de contactos y tests. Además, fueron al confinamiento relativamente rápido -el 23 de marzo, siete días después que España. A día 29 de abril, Grecia tiene registrados 2.576 casos y 139 fallecidos-. Hasta ahora lo han hecho bien y está claro por qué: reaccionaron pronto, proactivamente, rápidamente y de forma coherente.

«Grecia lo ha hecho bien: reaccionaron pronto, proactivamente, rápidamente y de forma coherente»

-¿Puede ser la falta inicial de tests el origen de los problemas en Italia y España?

Es una buena pregunta pero creo que es complicado poder responder. Los tests estaban disponibles técnicamente al principio. La razón por la que en cada país se usaron antes o después es la forma como cada uno tiene organizado su sistema de abastecimiento de medicamentos, equipamiento médico y demás. Por ejemplo, en Alemania lograron hacerlo rápidamente porque el procedimiento está dirigido por el mercado, por la competencia entre compañías farmacéuticas. En Reino Unido fue el gobierno quien administró las instalaciones y los recursos, y el proceso no fue tan rápido. Estoy lejos de ser una experta en adquisición de material médico, pero creo que hay importantes lecciones que aprender sobre cómo equilibramos la respuesta pública y la privada a la hora de responder a una futura pandemia.

Recogida de muestras para tests de diagnósticos en Seattle, Washington (EE.UU.), ayer REUTERS

-Algunas investigaciones han vinculado las pandemias con la ganadería industrial y el consumo de especies exóticas. ¿Llevará la COVID-19 a cambiar este paragidma?

Recientemente he escrito sobre esto. Dije que mucha gente se está centrando en el comercio ilegal de animales salvajes como riesgo para las zoonosis, pero que ésta es solo una parte de la historia: las causas son más amplias y profundas y nos implican a todos nosotros. El problema tiene que ver con la forma como todo tipo de industrias, ganaderas, agrícolas, madereras, se organizan globalmente. Dependen de multinacionales cuya actividad se desempeña muy lejos del lugar donde están los responsables que obtienen los beneficios.

-Entonces, algunas pandemias serían consecuencia de la globalización...

La globalización ha traído muchas cosas buenas al mundo y ha sacado a mucha gente de la pobreza. Pero parte de nuestra capacidad de progresar y de avanzar como especie depende de comprender qué es lo bueno y cuáles son los costes de conseguirlo. Creo que esta pandemia nos hará pensar en ello, y buscar formas de sacar a la gente de la pobreza sin pagar el precio en términos de enfermedades emergentes.

-Sin duda la COVID-19 es una oportunidad para replantearnos nuestra mentalidad a escala colectiva.

Debería, debería... Si no es así, realmente somos estúpidos. La pandemia es una advertencia sobre los peligros reales que afronta la humanidad, y es algo que no puede separarse del cambio climático...

Creo que necesitamos pensar de una forma más holística acerca de cómo estamos en el mundo. Somos una gran cantidad de personas, nunca ha habido tantos humanos en la Tierra, y necesitamos muchísimos recursos para mantenernos. Así que: ¿cómo los conseguimos sin dañar al planeta y sin cambiar los ecosistemas de una forma que es perjudicial para nosotros mismos y para las otras especies que comparten este planeta con nosotros?

«¿Cómo conseguimos los recursos que necesitamos sin dañar al planeta y sin cambiar los ecosistemas de una forma que es perjudicial para nosotros mismos?»

Es un gran y complejo debate. Tanto que nos hemos alejado de él. Pero no creo que sea imposible de abordar ni que no podamos encontrar soluciones. Tenemos que pensar todos juntos y poner a nuestras mejores mentes a trabajar en ello. Por desgracia, tendremos que cooperar a nivel global, superando nuestras tendencias nacionalistas y solucionar un problema al que todos nos enfrentamos.

-Quería preguntarle sobre las noticias falsas y las teorías de la conspiración. Muchas personas siguen creyendo que el SARS-CoV-2 fue creado en un laboratorio, aunque los estudios científicos lo hayan descartado.

De nuevo, creo que este problema está en la naturaleza humana. Buscamos explicaciones sencillas porque las respuestas no son sencillas y porque todavía no necesariamente comprendemos todas las causas. Pero hasta donde yo puedo ver, la ciencia ha sido muy clara: no es un virus creado en un laboratorio, fabricado maliciosamente por el humano. ¡Excepto en el sentido de que todos lo hemos hecho posible, colectivamente!

«Está en la naturaleza humana: Buscamos explicaciones sencillas porque las respuestas no son sencillas y porque todavía no comprendemos todas las causas»

Las noticias falsas siempre han sido un problema pero internet quizás lo ha empeorado. Internet ha creado una situación en la que la información verdadera y la falsa se distribuyen con la misma velocidad, ¿no?

Instalaciones del Instituto de Virología de Wuhan, con laboratorios de máximo nivel de bioseguridad, en la ciudad donde se originó la pandemia de coronavirus. Los estudios genéticos han descartado el origen artificial de SARS-CoV-2 AFP

-Supongo que ahí el periodismo tiene un importante papel.

Creo que esta pandemia nos deja extraer varias lecciones. En primer lugar, necesitamos instruir mejor a la gente sobre cómo distinguir a una fuente fiable. A veces no es posible y quizás necesitamos la complicidad de plataformas como Facebook, Google o Amazon para identificarlas. Pero me gustaría señalar algo. Desde que comenzó esta pandemia, mucha gente joven se ha quejado de que una buena parte de la buena información está bloqueada detrás de muros de pago.

«Necesitamos instruir mejor a la gente sobre cómo distinguir a una fuente fiable»

-El clásico problema de pagar por la información para que los medios puedan seguir funcionando...

Mucha gente joven piensa: ¿Por qué tenemos que pagar? Yo soy lo suficientemente mayor como para creer que debemos pagar por las noticias, pero asumo que no es lo que se espera. Creo que la pandemia ha hecho muy apremiante afrontar el debate sobre el modelo de negocio del periodismo: la gente no quiere pagar por buena información en esta pandemia, sencillamente cogen lo que es gratis y por supuesto eso implica que la calidad sufre. Pero tenemos que encontrar una solución porque la gente necesita recibir buena información, especialmente en tiempos de crisis. Muchas vidas dependen de ello.

«Creo que la pandemia ha hecho muy apremiante afrontar el debate sobre el modelo de negocio del peridosimo»

-Como sabe, la gestión de la canciller alemana, Angela Merkel, ha sido bastante aplaudida. En parte se ha achacado su éxito a que es científica (doctora en Física). ¿Es esta crisis una oportunidad para que los científicos tengan un papel más importante en la sociedad o las decisiones?

Me gustaría que fuera así, pero siendo realistas, me parece que después de un tiempo serán olvidados de nuevo. Creo que hay un ciclo a largo plazo en el que los expertos ganan y pierden popularidad. De hecho, creo que esta pandemia ha surgido en un momento en el que los expertos no están muy bien considerados.

Así que tenemos científicos y médicos excepcionales, como Anthony Fauci, tratando desesperadamente de transmitir un buen mensaje, pero muchas veces sus palabras son contrarrestadas por gente que tiene poco respeto por los expertos, lo que no ayuda, por supuesto. Ahora es fácil escuchar a cualquiera diciendo cómo se solucionará esto, pero creo y espero que aprenderemos que necesitamos a los expertos , especialmente en una epidemia como esta. Estamos ante un problema profundamente complejo, que no puede ser resuelto de forma intuitiva, y que requiere usar herramientas adecuadas y asesoramiento científico.

-¿Y en cuanto a Merkel?

Recientemente entrevisté a Christian Drosten , uno de sus asesores científicos en la pandemia, y le pregunté: ¿Qué hace que ella sea una buena líder? Él me contestó que ayuda que sea una científica y que esté extremadamente bien informada. Pero para él lo más importante es su personalidad: es una persona calmada, grave, capaz confortar a la gente. También dijo que quizás ayuda el hecho de que ella esté al final de su mandato y que esté centrada en hacer bien su trabajo, no en aprovechar la situación políticamente.

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