Los españoles que 'tocaron' la Luna

Dos científicos españoles, Hermógenes Sanz y Antonio Travesí, fueron pioneros en el estudio de las rocas lunares

Recorte de prensa del 28/2/1970 donde aparecen Sanz y Travesí durante una Junta de Energía Nuclear Archivo ABC

Pedro Gargantilla

En nuestro satélite 'habitan' algunos españoles a pesar de que nunca llegaron a pisar la Luna. Entre ellos están el astrónomo Caius Julius Hyginus (64 a. de C.-17), un liberto del emperador Augusto que nació en la actual Valencia y que fue bibliotecario de la Biblioteca Palatina además de autor de un importante trabajo recopilatorio de las constelaciones. Por toda su labor científica -desde 1935- una fisura selenita de más de 200 kilómetros de longitud lleva su nombre.

El rey Alfonso X el Sabio (1221-1284) también tiene su rincón lunar, el motivo fundamental es que fue el autor de ' Libros del saber de Astronomía ' en donde recopiló conocimientos de textos científicos, árabes y judíos.

Un cráter de 41 kilómetros de diámetro se llama 'Isidorus' en honor a San Isidoro de Sevilla (556-636), el autor de las famosas 'Etimologías', una serie de libros en los que reunió todos los conocimientos –tanto religiosos como seculares- de la época.

Nuestro premio Nobel el doctor Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), el padre de la teoría neuronal, también 'posee' un cráter lunar de nueve kilómetros que fue bautizado como 'Cajal'.

Tres sacerdotes científicos en la luna

Quizás sea menos conocido que tres cráteres lunares llevan el nombre de otros tantos sacerdotes y científicos españoles: Miguel Catalán , Ramón María Aller y Lluis Rodés .

Miguel Catalán (1894-1957) pertenece a la nómina de los científicos más sobresalientes de la Edad de Plata de la ciencia española, que en la década de los treinta del siglo pasado colaboró con la comunidad científica en el establecimiento de la teoría cuántica.

El sacerdote gallego Ramón María Aller (1878-1966) construyó un observatorio astronómico de fama internacional y descubrió cuatro estrellas. Este científico fue pionero en nuestro país en el estudio de las estrellas dobles y múltiples, y se le atribuye la invención de algunos aparatos de medición que fueron adoptados tiempo después por el Observatorio de París.

El tercer sacerdote que forma parte de este portentoso trío es el catalán Lluis Rodés (1881-1939), un brillante astrónomo que se incorporó al Observatorio del Ebro, tras recibir una formación exquisita en diferentes universidades estadounidenses. Fue un estudioso de la electrometeorología y todo lo relacionado con los fenómenos atmosféricos, lo cual fue de enorme interés para las compañías aéreas que por entonces empezaban a nacer en el Viejo Continente.

Científicos españoles colaboran con la NASA

Cuando se rememora la llegada del hombre a la Luna, el 16 de julio de 1969, suele hacerse referencia a la contribución española al programa Apolo de la NASA , con referencias explícitas a las estaciones espaciales de Robledo de Chavela , Fresnedilla y Canarias . Pero, quizás, muy pocos son los que conocen la figura de Hermógenes Sanz y Antonio Travesí .

Hermógenes Sanz fue un científico experto en geoquímica isotópica que en 1966 viajó al Instituto de Tecnología de California – Caltech - para formarse en el análisis de isótopos. Allí participó en la fabricación de un espectrómetro de masas con una precisión desconocida hasta el momento y con el cual estudiaron las piedras lunares. Hermógenes publicó, junto con otros compañeros, en la revista 'Science' el primer estudio en sobre la edad de las rocas lunares (en torno a 4.000 millones de años).

Antonio Travesí tuvo una trayectoria un tanto diferente, pero no por ello menos apasionada. Fue becario de la NASA en 1967 en donde trabajó en el desarrollo de la activación neutrónica, que en aquella época sonaba a ciencia ficción, y presentó un proyecto para la agencia espacial llamado 'Lunar trace elements', que fue aceptado por los directivos de la NASA. Algún tiempo después Travesí realizó la determinación de elementos traza de las muestras lunares, un gramo de polvo y otro de roca, obtenidas por el Apolo 11.

Pedro Gargantilla es médico internista del Hospital de El Escorial (Madrid) y autor de varios libros de divulgación.

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