Estas conclusiones refuerzan la idea de que el tacto permite estrechar lazos sociales
Estas conclusiones refuerzan la idea de que el tacto permite estrechar lazos sociales - Iwan Gabovitch

Las caricias son un «pegamento social» que engaña al cerebro

Un estudio ha descubierto que acariciar genera una ilusión de placer y suavidad. Recibirlas también

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El mundo es una ilusión creada por el cerebro. La percepción se adapta a las necesidades humanas e interpreta el «mundo real» a su antojo. Así pasó con el famoso vestido azul y negro que otros veían blanco y dorado, y así ocurre en general con la ilusiones ópticas o con las « sensaciones fantasma» en miembros perdidos, por ejemplo.

Ahora, un grupo de científicos ha averiguado que esa apetecible sensación de suavidad y calidez que se siente cuando una persona acaricia a alguien a quien aprecia es otra ilusión creada por el cerebro: en realidad, la piel no es tan suave como percibimos. El estudio, publicado hoy en la revista «Current Biology», argumenta que esta agradable sensación contribuye a estrechar lazos sociales y que se activa sobre todo cuando las personas comparten caricias íntimas.

«El estudio proporciona la primera evidencia sistemática de que se siente un placer sensorial al acariciar a otros», explica a ABC Katerina Fotopoulou, directora del estudio e investigadora en el University College de Londres. «Ya se conocían los beneficios del "tacto afectivo" en las personas que reciben las caricias, pero nuestro trabajo se centra en la recompensa que obtiene el que toca y en los mecanismos psicológicos y fisiológicos que pueden intervenir».

Para averiguar esto, los investigadores hicieron pruebas en las que los participantes tenían que evaluar la suavidad de la piel de otras personas y compararla con la suya propia. Para sorpresa de los científicos, resultó que las personas tendían a percibir la piel de los demás como más suave que la suya. Este efecto se intensificaba cuando en vez de tocar sin más las personas acariciaban a otras de forma lenta y amable, tal como se hace en relaciones íntimas.

Pegamento social

De hecho, según las conclusiones de los científicos, esta ilusión de suavidad responde a la velocidad de la caricia y depende mucho de la zona acariciada. El sistema funciona de tal modo, que cuando el placer de las caricias se maximiza en el que las da, ocurre lo mismo en el que las recibe.

«Esta ilusión muestra que hay un importante mecanismo inconsciente en el que dar placer es recibir placer», explica Fotopolou. La función de esta maquinaria sería la de motivar y fortalecer los lazos sociales a través del tacto, del mismo modo que un «pegamento social»: «Nuestro trabajo sugiere que la evolución nos ha equipado con una ilusión psicológica que refuerza la recompensa que obtenemos al tocarnos unos a otros», explica la científica.

Aunque aún se desconocen los mecanismos cerebrales que están detrás de este fenómeno, Fotopolou explica que ya están planeando los experimentos para averiguar cómo son: «Creemos que podrían estar relacionados con la capacidad del cerebro de traducir predicciones de generar placer en otros con percepciones psicológicas que van más allá de la información meramente sensorial».

En su opinión, estos trabajos podrían permitir explorar los efectos beneficiosos de las caricias en la demencia o en personas que hubieran sufrido lesiones cerebrales.