Preguntas

El resultado de las elecciones es incierto. Muchas incógnitas por despejar. ¿Qué participación? ¿Persistirá la abstención diferencial? ¿Qué harán los ciudadanos no independentistas -especialmente en el área metropolitana barcelonesa- hasta ahora poco movilizados? ¿Hasta qué punto el 3 por ciento -y casos de la misma especie- influirá en el voto? ¿Cuál será el peso electoral de las agendas nacional y social? Una Cataluña independiente fuera de la Unión Europea -ya tenemos la certeza de que eso le ocurriría a un Estado catalán-, ¿hará cambiar el voto de los independentistas indecisos, sobrevenidos y circunstanciales?

El asunto de las pensiones -cuando conocemos el saldo negativo de las aportaciones de los trabajadores catalanes en los últimos años: esto es, una Cataluña independiente no dispondría de suficientes recursos para el pago-, ¿tendrá traducción en las urnas? ¿Qué papel jugará la mejora de la coyuntura económica y el temor a las consecuencias económicas negativas de una Cataluña independiente? ¿Qué votará una ciudadanía que tiene mucho que perder -corralito incluido- si el secesionismo gana? ¿Se penalizará a un Artur Mas que se oculta, no rendirá cuentas de su gestión y aspira a la reelección? ¿Cuál será el resultado de una Unió que podría apropiarse de un buen número de votos moderados de Convergència? ¿Unió puede ser el partido refugio del catalanismo templado que huye del delirio independentista? ¿Qué fidelidad de voto conseguirá una Convergència que -las encuestas- solo retendría al 38 por ciento de su clientela? ¿Qué importancia tendrá el voto emocional?

El hecho de que Junts pel Sí pueda pactar con una CUP antisistema, ¿asustará a la gente de orden partidaria de la lista binaria? ¿El hartazgo ciudadano ante la insoportable pesadez del nacionalismo catalán se reflejará en las urnas? ¿A cuántos ciudadanos les temblarán las piernas -es mucho lo que está en juego- en el momento de introducir la papeleta de Junts pel Sí en el sobre?

Preguntas y más preguntas.