Flórez, guitarra en mano, cantándole a Teresa Berganza
Flórez, guitarra en mano, cantándole a Teresa Berganza - miquel gonzález

...Y Werther visitó Peralada

Un Juan Diego Flórez pletórico le dedicó, guitarra en mano, «Malagueña salerosa» a Teresa Berganza

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Una noche de emociones fue la que se vivió este jueves en el Festival Castell de Peralada de la mano del tenor peruano Juan Diego Flórez: la estrella hispanoamericana de la lírica brilló en un concierto en el que exhibió lo mejor de su arte y su nuevo repertorio en presencia de una emocionada Teresa Berganza, quien había protagonizado en el mismo evento ampurdanés una velada en recuerdo de su amiga, la soprano Victoria de los Ángeles, a diez años de su fallecimiento.

Flórez pisaba por tercera vez el escenario del Festival; ha llovido mucho desde su recordado debut ampurdanés en la edición 2002: una carrera estelar y bien planificada ha acompañado un talento desbordante en cuanto a dotes, virtuosismo y entrega artística, ahora enseñando nuevas armas de seducción, transformado en un tenor más lírico, con más cuerpo en la voz, con graves más rotundos y sin perder esmalte, colores ni terciopelo, características que lo han encumbrado al lugar que ocupa en el Olimpo lírico «belcantista».

Ahora nuevos personajes se abren en su horizonte en un repertorio, el francés, cuyo fraseo y línea ya ha hecho suyos tal y como demostró en las dos impecables arias de «Werther», «Ah, lève-toi, soleil» y «Pourquoi me réveller»: sin dudas el peruano dejará huella en el personaje romántico por excelencia.

Algo menos convincente se mostró como Faust, aunque remontó con un Roméo brillante y emotivo. Antes, para abrir boca, regaló una impresionante versión de la escena final de «Lucia di Lammermoor», título que debutará en diciembre en el Liceu barcelonés. Sí, porque Donizetti estará siempre presente en su agenda, y eso lo volvió a dejar claro después de una fantástica «T’amo qual s’ama un angelo», de esa «Lucrezia Borgia» que nunca ha podido cantar en Barcelona.

Desde el podio le siguió fiel el maestro Espartaco Lavalle ante una Orquestra de Cadaqués atenta al solista y que cumplió en sus piezas en solitario.

Ante un público entregado, Flórez completó un programa hecho a medida, regalando su primera propina a la Berganza, guitarra en mano, antes de enloquecer a todo el mundo con su «Donna è mobile», de «Rigoletto», otro de los títulos en su punto de mira.

Más tarde, en una cena privada, el Festival de Peralada le otorgó a Juan Diego Flórez su Medalla de Honor, distinción que también le fue ofrecida a esa leyenda viviente que se llama Teresa Berganza, dando la mano a dos generaciones de titanes de la lírica internacional. Una velada de emociones en una cálida noche de verano.

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