punto de fuga

Banca Catalana (bis)

El Sabadell y Caixabank son más españoles ya que la tortilla de patatas y el tinto de verano

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Pese a su formación académica francesa, el president Mas se nos acaba de revelar como el último discípulo vivo del obispo Berkeley, aquel alambicado clérigo irlandés que ocupó su existencia tratando de demostrar que la realidad no existe. Alucinatoria cosmovisión, la del prelado Berkeley, que el gran Samuel Johnson refutó en su día por el sencillo método de dar una patada a una piedra y, acto seguido, verificar al indubitado modo que el muy real pedazo de mineral salía volando por los aires. Es lo que tiene la realidad, que no se la salta ni una piedra. Asunto, por lo demás, en el que toda la humanidad, salvo el difunto Berkeley y la máxima autoridad civil de Cataluña, tiende a estar de acuerdo.

Así las cosas, se hubiera antojado harto más razonable que en esa lista de las estructuras de estado a crear figurase una agencia espacial catalana antes que el banco “central” que nos prometen. Y ello por una razón bien simple, a saber, que Cataluña posee a día de hoy tantos bancos como cohetes espaciales intergalácticos, exactamente los mismos. Y sin disponer de un solo intermediario financiero propio, para mí tengo que incluso a Berkeley le habría costado entender para qué hace falta instaurar un instituto emisor. Atrincherado en su mundo de fantasía, acaso el president Mas piense que empresas como Caixabank o el Sabadell todavía pudieran caber dentro de la categoría de entidades domésticas. Pero los números, ¡ay!, son como la realidad: también existen. El Sabadell, sin ir más lejos, únicamente genera en Cataluña el 15% de su negocio, frente a un 80% en el resto de España. En cuanto a Caixabank, sépase que gestiona el 23,5% de todas las nóminas de España y el 19,5% de las pensiones. Veintisiete de cada cien españoles son clientes suyos. Veintisiete de cada cien. El Sabadell y Caixabank son más españoles ya que la tortilla de patatas y el tinto de verano. ¡Ah, las víctimas de Berkeley!

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