coac 2024

Los chabolis: el pase de cuartos de los Molina podría valer más que una semifinal

La chirigota de Chiclana despacha dos grandes letras y confirma sus credenciales para estar entre los mejores

Séptima sesión de cuartos de final del COAC 2024

Jaime Cedillo

Cádiz

Chirigota

Los chabolis

Imagen - Los chabolis
  • Autor Manuel Benítez y Francisco Daniel Benítez

Hay años en que todo funciona. El tipo, la idea, el grupo, las coplas... y hasta el forillo. Los hermanos Molina han traído al Falla una muy buena chirigota, 'Los chabolis', que representan a quinquilleros que viven en poblados y, a pesar de la precariedad que domina sus vidas, no se enfrentan a tantas preocupaciones como los que, a duras penas, viven con dignidad en las ciudades.

La primera letra de pasodoble presenta dos perspectivas: el lamento por quienes tienen que marcharse de Cádiz y el orgullo de algunos gaditanos por que siga despertando tanta admiración de fuera. Guiño hospitalario —no ha habido muchos este año— a propósito del carnaval. Letra muy bien encarada.

La segunda —recordamos que está sujeta a otra melodía distinta a la primera— está dedicada al amor entre dos homosexuales. Sospechamos que esos encuentros furtivos de los que se dan cuenta en esta letra hunden sus raíces en un contexto represivo. Aunque, ciertamente, no se significa en la letra, creemos que esa atmósfera corresponde, a tenor del tipo, con una comunidad gitana.

Los cuplés venían por lo tecnológico: el primero, sobre una alarma para la chabola muy avanzada. No pueden, sin embargo, oponerse a su naturaleza y cuando vienen a robarles, salen corriendo junto a los ladrones. De eso hay un chiste muy viejo, por ponernos un poco malajes. En el segundo, donde relatan los lamentables síntomas de la edad, confunde el crecepelo con el Hemoal y todo acaba en chiste escatológico. No demasiado explícito, por contarlo todo (o por no contarlo).

El popurrí es divertidísimo. Golpes muy genuinos, ocurrencias que rozan el bastinazo y, en general, cuartetas engarzadas con habilidad. El final de la actuación nos dibuja una sonrisa, como ocurre siempre con las buenas chirigotas. Que no pasaran de cuartos sería una puñalada trapera.

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