girona - cádiz
La pizarra del Girona 4-1 Cádiz
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El cuadro catalán se marca una primera parte de ensueño ante un rival retratado en todos los sentidos, mientras que en las segunda no necesita mucho para aumentar su ventaja
Meneo y casi condena
Este Cádiz huele más que nunca a Segunda División. Realmente lleva tiempo con ese tufillo de que el equipo quiere descender pero las victorias ante Atlético y Granada fueron gotas de colonia, solo eso. El equipo de Pellegrino carece de alma, carácter, fuerza arriba y sigue siendo un equipo que comete fallos clamorosos.
Porque el Girona te puede ganar y someter, pero en la vida puedes encajar un tanto como el primero, amén del cuarto en el que Escalante se pega un despeje de rugby y Conan sale a por uvas. En un meno de dimensiones brutales en la primera parte, el Cádiz encajó de la manera más absurda, de nuevo a balón parado. Y un equipo que quiere salvarse debe defender bien, al menos los córners y el cuadro gaditano lleva dos tantos seguidos desde el saque de esquina. Inaceptable.
En la segunda parte el panorama cambió más porque el Girona se dejó que otra cosa. El Cádiz tuvo más posesión y oportunidades pero el conjunto gaditano hace menos daño que un bebé. Es un equipo que falla arriba de la manera más absurda (la que Iza trata de rematar con el pie en el aire en vez de con la cabeza) y que en cuanto se equivoca lo paga. El Girona con un par de contras y la ayuda extra del VAR en un fuera de juego que será lo que quieran los árbitros el partido se finiquitó.
1. Cambios de savia nueva
Pellegrino salía al campo con tres cambios: el obligado con la entrada de Pires y la savia nueva con Alejo y Maxi Gómez. Desde un primer momento el Cádiz trataba de presionar fuerte la salida de balón del Girona pero siempre llegaba tarde. El cuadro de Michel hacía lo que le daba la gana con un ritmo de juego espectacular. Cambiando de lado a lado haciendo el famoso parabrisas de Guardiola en el City. Un meneo en toda regla a un Cádiz que se dedicaba a buscar sombras.
Nadie era capaz de robar un balón salvo con faltas, así que el gol tenía que llegar pero no de la manera en que lo hizo tras no defender en condiciones un saque de esquina en el que el cuadro talán tira de un mínimo de estrategia.
Con el 1-0, el ritmo del Girona no paraba. Los locales seguían moviendo el balón, acumulando hombres arriba, Couto liándosela a Pires y en la otra banda Savinho y Miguel Gutiérrez eran un puñal constante. Así las cosas, un jugada trenzada con taconozo incluido era el segundo para un Cádiz que pedía un tiempo muerto como fuera.
2. Mejoría sin mordiente
Tras el descanso, Pellegrino metía a Escalante y Chris Ramos por Álex y Juanmi. Sorprendentemente el jugador con más gol se iba al banquillo. Lo cierto es que el Cádiz mejoraba con los cambios pero también porque el Girona se dedicaba a administrar la poderosa renta que tenía.
El Cádiz tocaba, robaba algo más y trataba de llegar arriba pero casi siempre lo hacía con muy poca mordiente, y así las cosas el Girona apenas sufría. Alejo se hacía fuerte con varios centros desde la derecha, mientras que Robert Navarro encontraba en ocasiones la autopista necesaria para llevar el balón arriba.
3. Remate a la goleada
Los intentos inoperantes del Cádiz no hacían daño y el Girona sí con una jugada en la que el pichichi de La Liga Dovbyk hacía el tercero en un fuera de juego bastante dudoso, a pesar de las líneas del VAR. El partido terminaba de estar finiquitado, a pesar de que el Cádiz había tenido llegadas, lo había intentado pero sin hacer nada de daño.
Pellegrino hacía más cambios con la entrada de Roger y Sobrino por Maxi y Alejo, sin demasiada alteración del juego. Escalante marcaba el 3-1, pero un minuto después se pegaba un despeje atrás inaudito para que Conan saliera a por pan y se llevara la telera entera. Goleada que deja al Cádiz tocado y casi hundido.
