Cádiz - Valencia

La pizarra del Cádiz 2-1 Valencia

Los amarillos ponen todo lo que hay poner, siempre con cabeza y con la estrategia como aliada para ganar un partido vital

Una acción del partido ante el Valencia Francis Jiménez
Rubén López

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Bemoles y cabeza

Sacó adelante el Cádiz un partido vital para sus aspiraciones en la lucha por la permanencia. Y lo hizo con coraje, casta y cabeza, mucha cabeza, que al final es lo que manda y lo que pone orden en esta vida. Porque a diferencia del partido ante Osasuna, el Cádiz echó los bemoles que debía en el terreno de juego pero de manera sensata. Corriendo cómo debía, jugando en cada momento tal y como se requería, usando la estrategia como aliada fundmental y con esa dosis de sufrimiento tan habitual en la historia de este club.

Los amarillos fueron mejores que el Valencia en muchos minutos del partido. Dominaron durante la primera parte, comenzaron mejor la segunda y solo un error impropio del portero más importante de La Liga, el número de paradas así lo refleja, permitió que el partido estuviera vivo en muchos minutos de la segunda parte. Y es que el gol de Guardiola dejó muerto a un Valencia que resucitó merced a Conan, pero acabó en la lona por el merecimiento de un equipo que se agarra a la categoría de una manera sorprendente.

1. Cambios y sorpresas en el once

Sergio hacía varios cambios en el once titular con la idea de modificar dinámicas. La derrota ante Osasuna hizo daño y era importante algunas modificaciones. Algunas casi obligadas, por el asunto de Iza, y otras previsibles como la entrada de Escalante e incluso de la de Alejo para darle aire a Bongonda. Lo que nadie esperaba era que Fali, descartado el viernes por su entrenador, jugara y lo hiciera de titular. Las cosas del central cadista.

Y desde el primer minuto se vio un Cádiz totalmente distinto al de Osasuna. Intenso, ganador de duelos, fuerte, con carácter y competitivo. Cierto es que en todo eso jugadores como Fali y Escalante dan mucho al equipo cadista. Ofrecen esa dosis de agresividad, bien entendida, que es muchas veces necesarias en el fútbol.

Los amarillos se imponían en las llegadas al área, a pesar de la posesión de un Valencia con más rotaciones de las previstas. La calidad del canterano culé Nico hacía mella en el medio pero el Cádiz no sufría, pues cada vez que robaba llegaba con cierto peligro a la portería visitante.

2. Benditos saques de banda

Y en toda esa casta y corage, el Cádiz puso cabeza. Fruto de ello llegó la estrategia para poner por delante al cuadro amarillo. Factoría de la casa con Luis Hernández poniendo una catapulta al primer palo, que la peine Sobrino y aparezca Escalante. Regla no escrita del fútbol: dos remates en el área es sinónimo de gol.

Los de Sergio se adelantaban con merecimiento, haciendo gala de una estrategia vital y noqueando a un Valencia que se limitaba a defender y dejar pasar el tiempo. Las bandas amarillas, con Alejo y Sobrino, trabajaban, mientras que Chris Ramos y Guardiola ofrecían posibilidades en ataque gracias a su movilidad y la posibilidad de poder atacar la línea de cinco atrás de Baraja.

La cosa no podía ir mejor pues nada más comenzar la segunda parte Chris Ramos se lleva a un defensa, deja para Espino que ridiculiza a su defensor y encuentra a Guardiola en el primer palo para poner de tierra de por medio. El Cádiz mandaba a la lona a un Valencia inoperante y maniatado por un Cádiz con dos marchas más, fuerza y resolución en los metros finales. Ni un tiro a puerta hasta entonces del equipo ché.

3. Sufrir a más no poder

Pero con su dosis de taquicardia, los débiles corazones cadistas no podían irse de rositas de Carranza. Conan metía al Valencia en el partido con un error impropio de él y el Cádiz comenzaba a temblar. Minutos de desorden y de incapacidad para tener el balón. Sergio era consciente y metía los primeros cambios con Meré y Bongonda por Fali, noqueado por sus molestias, y Alejo. La entrada del congoleño era con la idea de hacer daño a la defensa rival, pero lo cierto es que su participación no fue mejor que la de Alejo.

Los cambios no terminaban de cuajar en el Cádiz y viendo que Parra las pasaba canutas por su banda, Sergio metía el último central disponible, Momo, para que Luis Hernández diera más seguridad a la banda como lateral. El Cádiz perdía recorrido ahí pero ganaba en tranquilidad por una zona en la que estaba sufriendo. Alcaraz también entraba en el campo por Chris Ramos por lo que el Cádiz juegaba con un 4-2-3-1 con Guardiola solo en punta de ataque, antes de que minutos más tarde se fuera por Choco Lozano.

Y como dijo Sergio fue heróico porque el Valencia comenzó a colgar balones pero peligro solo genero en dos ocasiones. Una de ellas apareció la manopla salvadora de Conan, mientras que el peligro seguía acechando la portería cadista.

El Cádiz sufría y sufría, y por poner pegas había que recordar la incapacidad del equipo para generar peligro en la portería rival cuando está siendo acosado. Más que eso, la imposibilidad de tener la pelota y dar dos o tres pases. Es muy difícil defender limitándose a sacar balones a discreción, cosa que ya se ha visto en varios partidos amarillos esta campaña.

Con todo, los puntos se quedaban en casa merced a un partido de mucho coraje pero también de inteligencia a la hora de saber jugarlo en todo momento.

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