Pan y circo

Resurreción

'Puntos redentores que permiten emerger de las angosturas de la tabla'

Pepe Reyes

Bajo la inmisericordia canicular del ardiente mediodía, el húmedo césped, ebrio de clorofila, rasgaba con verdes aromas la pobladísima grada sevillana. Sabor a pálpito expectante, a tensión, a espera, a incertidumbre.

Se acumulaban varios partidos sin ganar y las urgencias clasificatorias apretaban al unánime corazón cadista, cuya arteria más incondicional dibujaba una comprimida cúspide amarilla en las altas barandas del estadio. Y tras varias jornadas de pasión, desasosiegos y adversidades, llegó al fin el domingo alegre, luminoso, de la resurrección. El Cádiz revivía en esa tarde radiante, azul, de primavera recién estrenada, sobre el escenario más insospechado e infranqueable hasta ese momento: la fortaleza verdiblanca del Benito Villamarín .

No siempre la fortuna nos iba a resultar esquiva ni siempre los errores arbitrales nos iban a tomar como víctima propiciatoria. Por una vez, una discutible decisión del colegiado, que habría de marcar el devenir del encuentro, cayó de nuestro lado. Y sólo por una vez, pues más adelante volvería a perjudicarnos con la no señalización de un claro penalti sobre Sobrino y la injustificada omisión de dos clamorosas expulsiones de jugadores locales. Pero lo que realmente importa es la victoria conseguida, los puntos redentores que permiten emerger de las angosturas de la tabla y el soplo de tranquilidad que infunden en la plantilla. Por juego, convicción y méritos contraídos en encuentros precedentes, ya deberíamos ocupar una plaza mucho más holgada, pero parece que el fútbol quiso esperar a este significativo domingo para concedernos lo que nos debía. Restan diez citas para la conclusión, trascendentales duelos en los que se habrá de dirimir el éxito o el fracaso de la temporada. A ellas arribamos con el mesurado optimismo de las buenas sensaciones que transmite el equipo, que nunca pierde el orden sobre el campo y no se arruga ante ningún contrario. Que incluso planteó un enfrentamiento abierto, valiente, ante un rival con la calidad del Betis.

Finalizado el partido y casi desalojada la grada, un cansado sol de poniente regalaba su oro viejo a la alegría amarilla que aún palpitaba en las altas barandas del estadio.

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