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El autobús del Cádiz, aclamado por su afición.
Cádiz CF

(VÍDEO) Accidentada entrada del autobús del Cádiz CF

Varios aficionados lanzan objetos a la policía, que tiene que cargar contra la masa para dispersar a la gente

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El autobús del Cádiz, aclamado por su afición.
El autobús del Cádiz, aclamado por su afición.

El recibimiento no ha sido el de otros años. Es, hasta cierto punto normal. Para empezar es jueves. Y para terminar, se trata del partido de ida de una semifinal de 'play off' y aún queda mucho, un mundo, para ver cerca el sueño del ascenso. Menos ambiente que otros años para recibir a una tropa de gladiadores amarillos, sí; pero también más ilusión y más esperanza. Y sobre todo, cero miedo. Porque a medida que se iba acercando la tarde noche gaditana, el color amarillo comenzaba a teñir las calles de la capital. Ríos de aficionados en dirección a Carranza y muchísima esperanza en el equipo.

Así de calmado vislumbraba el panorama hasta la llegada del colectivo Brigadas Amarillas que, como es habitual, mejoraron notablemente el ambiente a los pocos minutos de la llegada del autobús. Otros cadistas, menos amantes de las aglomeraciones, ambientaban los bares del Paseo así como los míticos del Submarino, La Escalerita o el Gol.

En todo caso, los aledaños del estadio Carranza respiraban fútbol y cadismo por sus cuatro costados a dos horas del encuentro.

El autobús del Cádiz CF llegó pasadas las siete de la tarde a la cuestecita de la Policía Local con el estadio. Los jugadores se han empapado del ambiente festivo previo a un encuentro en el que está en juego un ascenso a Primera División.

Incidentes

Bengalas, cánticos, bufandas y banderas al aire recibieron a un equipo que pidió ser recibido por una afición que apretará esta noche como nunca. Eran tantas ganas de transmitir fuerza al equipo que los aficionados rodearon, como de costumbre, el autobús, que avanzaba muy lentamente y con ayuda de la policía que lo escoltaba en todo momento.

Para colmo, un policía resultó herido en una oreja tras el impacto de un objeto lanzado desde un grupo de aficionados. Esto originó una carga policial que crispó el ambiente notablemente a la vez que el autobús hacia cada vez mayor acto de presencia.

La avalancha era total y las cuatro furgonetas antidisturbios que protegían al autobús lograban a duras penas el efecto disuasorio deseado, ya que los seguidores se acercaban demasiado y los policías hacía uso de sus porras para dispersar a la gente que se acercaba peligrosamente al autobús. Esto provocó la indignación de algunos aficionados, que contestaron incluso con lanzamientos de botellas a los agentes de seguridad, que a medida que el autobús enfilaba la cuesta de la Policía Local se hacía más fuerte y se empleaba a fondo con los aficionados que cercaban el autobús. Era tanta la tensión que incluso varios agentes sacaron las escopetas de bolas para intimidar, que por fortuna no tuvieron que utilizar.

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