Cádiz CF - Real Sociedad

(0-1) La nueva normalidad se vuelve a imponer

El Cádiz cae con suma justicia ante una Real que demuestra ser líder por razones de peso

Jonsson defiende un balón ante la presión de Mikel Merino. F. J.

Alfonso Carbonell

Ante el líder, una Real que da gusto verla jugar y con cinco titulares lesionados y con dos jugando a medio gas (Iza y Marcos Mauro), que sólo pierdas de uno es más que digno. La nueva normalidad, a la que al Cádiz CF se le presentó hace dos semanas en Madrid , ha vuelto a mostrarse ante un equipo que solo persiguió sombras durante 90 minutos que Cervera se pasó gritando como un domador desesperado por no poder controlar lo que él bien presagiaba. Sin embargo, el técnico cadista debe ser consciente (y lo es) que no tiene más cera que la que arde y a la que si para colmo le quitas cinco bastiones importantes, el solo hecho de perder por la mínima ante un señor equipo debe verse como una victoria moral, que no da puntos, cierto, pero tampoco destruye.

Cervera, ante tantas e importantes bajas, cogió su librito y se fue el primero de sus capítulos para ordenar un once de circunstancias debido a las ausencias de hombres claves en su maquinaria. Así, retomó a Garrido para colocarlo en la sala de máquinas junto a un danés al que no entiende mucho pero al que ya considera uno de sus ojitos derechos, Jonsson. También se acordó de Jairo para darle esa profundidad y velocidad a esa banda izquierda que entre los Perea, Pombo, Álex y los 'nones' de su director deportivo a traerle uno no ha podido darle estos años. Marcos Mauro también regresaba para suplir a Cala e Iza hacía lo mismo para mandar al banquillo a Akapo. Y por último, ante las bajas de Lozano y Negredo, Cervera reconvertía de nuevo en mediapunta a Álex y dejaba la punta del ataque a Malbasic. Con este once apostaba Cervera y confiaba en dar batalla al líder.

No tuvo que pasar mucho tiempo para que la Real impusiera el guion del partido sobre la mesa. Y lo hizo con tan alto grado de intensidad que al Cádiz CF, aunque quisiera, se le hacía imposible mantener la bola en su posesión no más de cinco segundos. Apenas se había llegado al primer cuarto de hora y Garrido veía una amonestación por derribar a Izak cuando el donostiarra ya fabricaba una contra que podía ser mortal

Se desgañitaba Cervera en el área técnica ante tanto dominio realista y llamaba la atención de sus extremos (Jairo y Salvi) para que salieran a presionar la salida de balón de sus laterales lo que, a decir verdad, complicó algo articulación de jugadas del once de Imanol Alguacil, que veía como el Cádiz CF, por primera vez, conseguía retrasar algo las líneas de su equipo.

Más allá del apabullante dominio del balón del once txuri-urdin el caso es que ocasiones claras, a excepción de una llegada que acabó con disparo desviado de Zaldua, no sufrió Ledesma en unos primeros veinte minutos en los que Fali también se cargaba de una tarjeta.

La Real seguía tocando y tocando y David Silva gobernaba el partido como si Carranza fuera su casa. Fue precisamente en una jugada elaborada por el canario cuando llegó la primera advertencia seria después de un gol anulado por fuera de juego de Izak. Era el primero de los avisos. El segundo, minutos después, fue un chut de Mikel Merino que no encontró puerta por poco.

Definitivamente, el Cádiz CF estaba siendo manoseado por una Real que acariciaba el primero por segundos. Una jugada de Januzaj, que estaba volviendo loco a Espino, acabó con un pase de la muerte a Mikel Merino, que vio como su disparo a quemarropa se estrellaba en el cuerpo de Fali, que salvaba bajo palos un gol cantado.

Seguía el monólogo donostiarra y de nuevo Mikel Merino, esta vez de cabeza y ante una temeraria salida de Conan, cerca estuvo de marcar a centro de David Sllva, que volvía a estar firmando un gran partido como tiene acostumbrado cada vez que pisa Carranza, como por ejemplo en la 2005/06, donde hizo un gran partido en la victoria che por 0-1 ante los de Espárrago.

Se agarraba al partido como podia el Cádiz CF consciente de que llegar al descanso era un oasis para coger aire ante tanta explicación, la última, un nuevo disparo en seco de Januzak que repelía Ledesma, que se acababa haciendo con la bola en dos tiempos. Cervera no paraba de mover fichas como el fontanero que tapa agujeros para evitar un hundimiento y colocaba a Salvi y Jairo como hombres más adelantados para presionar con más brío que Malbasic, que era apartado a la banda.

Los tres pitidos del árbitro que indicaba el final del primer tiempo fue visto por el cadismo bajo la misma sensación que da ver un cartelito con el icono de una gasolinera cuando se anda por carretera con el coche en reserva. Suspiraba Cervera y suspiraban los suyos, a los que les esperaba un descanso de lo más entretenido...

Con la esperanza de cambiar las tornas como en aquel Granada 1-1 Cádiz CF en la que también el once nazarí bailó a los de Cervera en la primera parte salían los hombres de Cervera, que se presentaban sin Garrido y con Álvaro Giménez para cambiar el 4-2-3-1 por el 4-4-2 con Álex de mediocentro.

Dispuesto a complicarle la victoria a Alguacil, Cervera se envalentonó y adelantó sus líneas al área rival para torpedear la salida de balón de la Real, que a decir verdad, apenas se inmutó . Y como prueba la jugada que siguió a esa presión y que acabó con gol anulado a Merino por claro fuera de juego de dos hombres.

La exhibición de Januzak no terminó en el primer tiempo, sino que siguió en la reanudación. El belga, no contento con solo explicárselo a Espino, también dejó lecciones a los centrales , a los que sorteó como quiso con un amago escandaloso, tras previo control cinco estrellas dentro del área, para terminar chutando al exterior de la red para alivio de Cervera, que veía como el decorado seguía siendo el mismo.

La peor noticia para el Cádiz es que el ritmo donostiarra no solo no bajaba sino que iba a más. De hecho, era Cervera el que seguía refrescando a su equipo dando entrada a Alejo y Carlos Akapo por Iza y Malbasic.

La tónica seguía siendo la misma aunque con una Real más volcada aún viendo que el Cádiz CF estiraba un pocos sus líneas. Así llegó una magnífica ocasión de Oyarzábal, que recogía un balón muerto dentro del área para fusilar a Conan, que milagrosamente sacaba una mano prodigiosa para enviar el balón a un córner que ya sí traería consecuencias.

Gol de la Real

Tras un primer rechace, el balón le llegó, en la línea de fondo a Januzak, que puso un balón de oro en la cabeza de Isak para llevar justicia al marcador y a Cervera a meter en el campo a Perea por Jonsson y a Bodiger por Salvi.

No tuvo otra el Cádiz CF que desdibujarse más aún ante los gritos de Cervera, al que se le vio de los días más enfadado en Carranza. Y en parte, no era para ello porque los muchachos de amarillo que estaban sobre el césped bastante estaban haciendo con aguantar el chaparrón , y el levante (que sopló en contra en la segunda mitad), ante el líder de una categoría que muchos ni habrían imaginado pisarla en sus mejores sueños.

Los minutos finales pasaron sin mayores preocupaciones para la Real, que se dedicó a gestionar sin hacer más sangre un partido que terminó con lo que marcaba el guion del principio. Segunda derrota consecutiva del Cádiz CF ante otro rival muy superior y que en ningún momento dejó de darle la importancia que se merecía al encuentro.

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