Medvédev (centro), asiste a una ceremonia en el monumento a los defensores de Sebastopol. :: A. A. / EFE
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Rusia se esfuerza por meter cizaña en Ucrania

Moscú asegura que sólo una Constitución «federalista» evitaría un nuevo uso de la fuerza y reitera que las retirada de las tropas es «parcial»

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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El Kremlin se aferra con una fuerza inusitada a la premisa de que Ucrania adopte una nueva Constitución «federalista» y celebre un referéndum para su aprobación como condición para establecer unas relaciones de buena vecindad y descartar un nuevo uso de la fuerza al estilo de Crimea. Sin embargo, en Kiev rechazan tal imposición e incluso exigen la devolución de la península que ya está incorporada a la Federación Rusa como paso previo al inicio de cualquier negociación.

La federalización de Ucrania es un mantra que no cesan de repetir los dirigentes rusos. La idea surgió en el plan propuesto el 17 de marzo por el Ministerio de Exteriores ruso; la reiteró el sábado su titular, Serguéi Lavrov; y el presidente Vladímir Putin, que la discutió con Barack Obama la semana pasada, se la planteó ayer a Angela Merkel en otra conversación telefónica.

El viceministro de Exteriores ruso, Grigori Karasin, advirtió de que «si no se lleva a cabo una reforma de la Constitución ucraniana que tenga en cuenta la opinión de las regiones, las elecciones presidenciales -del próximo 25 de mayo- no podrán ser legítimas». Moscú demanda además a Kiev que desbloquee su frontera con la región moldava de Transnistria, habitada mayoritariamente por población rusa, y se comprometa a no ingresar en la OTAN.

El presidente en funciones ucraniano, Alexánder Turchínov, rechazó las exigencias rusas al señalar que «no hay motivos para hacer de Ucrania una federación, es un Estado unitario». Según sus palabras, «los señores Lavrov, Putin y Medvédev pueden plantear cualquier propuesta para su país. Los dirigentes rusos deben dedicarse a los problemas de la Federación Rusa y no a los problemas de Ucrania». Turchínov anunció además que «estamos abiertos al diálogo, pero la liberación de Crimea será el primer tema a tratar en cualquier negociación. Todos los demás asuntos son secundarios».

El domingo, el Ministerio de Exteriores ucraniano emitió un comunicado recriminando a Rusia que quiera imponer para Ucrania lo que no aplica en su propio territorio. Según la nota diplomática, mediante las armas «el agresor exige sólo una cosa: la completa capitulación de Ucrania, su partición y desaparición como Estado».

De paseo por Crimea

La península, cuyo meteórico proceso de anexión a Rusia quedó culminado el día 21, recibió ayer la visita de una amplia delegación gubernamental rusa, encabezada por el primer ministro, Dmitri Medvédev, quien proclamó con mucho bombo y platillo la puesta en marcha de un paquete de medidas para dinamizar la economía local. Con la integración en Rusia «ningun habitante de Crimea debe perder nada y cada uno debe salir ganando», aseguró Medvédev, el dirigente ruso de mayor rango que viaja al nuevo territorio. Su estancia motivó una nota de protesta de Kiev.

Mientras tanto, el Ministerio de Defensa ruso anunciaba la retirada de su 15º Batallón Motorizado de la frontera con Ucrania. Estas tropas habrían finalizado las maniobras en la zona de Kadamovski y se dispondrían ahora a regresar a su base en Samara. Kiev confirmó que, efectivamente, Rusia está replegando tropas de la zona tal y como ha pedido Estados Unidos. Y Washington se apresuró a dar la bienvenida a la medida. Pero Putin matizó el entusiasmo occidental al comunicar a la canciller Merkel que la retirada es sólo «parcial».

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, le solicitó también el domingo a Lavrov que entable contactos directos con los dirigentes ucranianos -«No se toman decisiones sobre Ucrania sin Ucrania»-, reconozca los resultados de las presidenciales de mayo y permita una misión de observación de la OCSE en Crimea, cuya devolución no figura en el plan.