CÁDIZ

Uno de cada cinco menores sufre algún tipo de abuso sexual

La Fundación Márgenes y Vínculos organiza unas jornadas para mejorar los elementos de prevención y detección de este tipo de casos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tanto los datos como las situaciones son «escalofriantes». La Fundación Márgenes y Vínculos atendió a 256 menores víctimas de violencia sexual en 2012 en la provincia de Cádiz. Y esto es sólo la punta del iceberg, según explicó ayer su presidente, Francisco Mena de Mira. «Uno de cada cinco menores son víctimas de abusos sexuales pero sólo en el 10% de los casos se llega a denunciar». Un contexto que obliga tanto a los miembros de esta asociación como a las instituciones públicas a poner en marcha acciones que mejoren la prevención y la detección de posibles casos de abusos a menores. De ahí que vayan a celebrar, con la colaboración de la Diputación Provincial, unas jornadas en el centro cívico de El Puerto de Santa María, el 29 y 30 de noviembre, destinadas a profesionales que puedan ser la voz de los menores afectados. «La magnitud del fenómeno es tal como su invisibilidad, sobre todo por el tabú que aún rodea todo aquello que tiene que ver con la educación sexual, más si hablamos de su transgresión», relató Mena.

Uno de los retos que establece la fundación Márgenes y Vínculos es acabar con la situación de indefensión de muchos menores que, por el modo de actuar de sus agresores, desconocen que se han convertido en víctimas. «La situación se agrava en la medida en que la violencia sexual se produce en su mayor parte en el entorno familiar y la ejercen mayoritariamente, en el 90% de los casos, hombres que aparentemente son normales». Mena describió que han conocido casos en que «el mismo hombre abusó primero de su hija y luego de su nieta, algo verdaderamente escalofriante».

De puertas para dentro

El hecho de que ocurra de puertas para dentro, en el seno familiar, es una gran obstáculo para que los menores denuncien los abusos ya que la «violencia sexual se convierte en el gran secreto de la familia, que puede darse generación tras generación». Entre las causas de este silencio se encuentra el miedo por parte de las víctimas a no ser creídos, al agresor, a la reacción familiar y a la dificultad en muchos casos de probar la comisión del delito. «Detectar un abuso es muy complicado», explicó Mena, «sobre todo si no hay señales físicas» que sirvan de indicio ante un presunto ataque.

Para Mena, la prevención es sin duda una de las mejores herramientas para luchar contra estas situaciones, al igual que la detección. «Una actuación a tiempo puede permitir separar al menor del entorno y evitar las secuelas». Otro de los aspectos en los que se ha avanzado y que hay que tener en cuenta es la victimización secundaria que se puede producir cuando el menor tiene que contar una y otra vez lo ocurrido a lo largo de un proceso judicial. «Existe la prueba preconstituida gracia a la cual una sola declaración vale para todo el proceso». El trabajo que queda por delante es largo, pero realizar jornadas como las que se celebrarán en El Puerto permite dar pequeños pasos en la lucha contra el abuso a menores.