CÁDIZ

LOS PLENOS DE LA POLÉMICA

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Estaba cantado. El Ayuntamiento de Cádiz anuncia su decisión de regular las intervenciones de los ciudadanos en los plenos y automáticamente estallan las redes sociales al grito de fachas, censores, franquistas, antidemócratas y la larga lista de epítetos recurrentes en estos casos. Lo del análisis del porqué ya lo haremos. Acción-reacción. Primera medida, descalificar, difamar, que algo queda. Y si se acompaña de dibujitos o montajes fotográficos con bocas amordazadas o algo similar -de incuestionable originalidad, por supuesto- mejor que mejor.

Ahora llega la segunda parte de la historia. La de buscar los porqués de tal decisión para defenderla o criticarla, allá cada cual, pero con una mínima base. Con argumentos. El PP defiende que en ningún otro Ayuntamiento de grandes capitales se permite hablar a los ciudadanos en los Plenos. Y que quien tomó esa decisión fue Teófila Martínez, ya que antes, con el PSOE en el poder, no se podía. 1-0 a su favor. Además, argumenta que para evitar que aquello pase de ser un Pleno Municipal a convertirse en un gallinero, hay que regularlo. Lógico. Se supone que quien tiene que debatir allí, fundamentalmente, son aquellos a los que hemos votado para que lo hagan. Si todo el mundo va a querer participar cada vez que le dé la gana, el tiempo que le dé la gana y para decir lo que le dé la gana, para eso nos ahorramos ir a las urnas cada cuatro años. Nos reunimos todos en la calle Ancha los lunes y ya allí vemos cómo vamos sacando a la ciudad del ruinazo que tenemos encima. Tipo asamblea 15M. Por tanto, que aquello tiene que estar regulado de alguna manera cuando se sale de madre, es evidente. 2-0 para el PP.

Otra cuestión es que buena parte de los políticos a los que hemos votado para que debatan en el Pleno dejan mucho que desear en sus intervenciones, con gritos, descalificaciones y otras actitudes muchas veces reprobables. Si ellos no dan ejemplo, no pueden pedirlo a los demás. 2-1.

Otro análisis. No parece que, políticamente hablando, el momento elegido para anunciar la medida sea el más idóneo, cuando el fuego de los líos en los plenos parecía apagado. Error de cálculo. Empate a 2.

Que cada cual continúe el análisis como entienda que debe hacerlo. Que concluya si la medida es acertada o equivocada. Que decida quién gana el partido. Pero, de verdad, que lo haga sin gritos, sin insultos. Sólo con argumentos.