Dos jóvenes iraníes se burlan del primer ministro israelí Netanyahu, que dijo hace unos días que en Irán no se podían llevar vaqueros. :: A. K. / AFP
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Patinazos en el deshielo con Irán

El ministro de Exteriores de Teherán termina en el hospital por la crisis nerviosa que le produjo el hostigamiento de un diario ultraconservador

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El deshielo histórico entre Irán y Estados Unidos se enfrenta a los grupos radicales en ambos lados que se oponen al cambio después de tres décadas de enfrentamiento. Pese a las bendiciones del Líder Supremo, Alí Jamenéi, el diario Kayhan, portavoz del sector más ultraconservador del régimen, lidera el 'lobby' contra el acercamiento al considerado hasta ahora oficialmente como «Gran Satán», y su presunta manipulación de unas declaraciones de Javad Sharif colmaron el aguante del ministro de Exteriores, que acabó en el hospital. «Después de ver el titular comencé a sentir un dolor de espalda y pies tan intenso que me impedía sentarme o caminar. Llevé a cabo dos entrevistas y tuve que cancelar mi agenda. Los doctores dijeron que la dolencia se debía a los nervios», colgó el diplomático en su muro de Facebook y recogió la agencia Mehr tras su regreso a la oficina.

Según Kayhan, Zarif manifestó ante el Consejo de Seguridad Nacional que tanto la conversación telefónica entre Barack Obama y Hasán Rohani como su encuentro con John Kerry habían sido «un tropiezo», algo que el diplomático y su jefa de prensa se apresuraron a desmentir, pero en lo que volvió a insistir en la edición posterior el diario ultraconservador que, hasta el momento al menos, era el más claro mensajero de los planes de Jamenéi.

Junto a Kayhan, dentro de la república islámica la Guardia Revolucionaria, cuerpo paramilitar encargado de velar por los valores revolucionarios y con un creciente peso en la vida política, también se opone al deshielo. El general Mohamed Ali Yafari calificó de «error táctico» la conversación telefónica entre Obama y Rohani. En las calles la apertura ha sido recibida con los brazos abiertos en general, aunque ha habido protestas puntuales como la del grupo de exaltados que lanzó huevos y un zapato al presidente a su regreso a Teherán después de participar en la Asamblea General de la ONU en Nueva York.

Sintonía con Londres

Los problemas internos contrastan con la mejora en la sintonía con la comunidad internacional. El último Gobierno en responder a los gestos positivos de Teherán es el británico, que reabre los lazos diplomáticos con Irán. Londres decidió suspender relaciones tras el asalto de un grupo de radicales a su legación en Teherán en noviembre de 2011, pero William Hague, jefe de la diplomacia de las islas, considera que «Rohani se ha presentado de una manera mucho más positiva que anteriores gobiernos». Reino Unido e Irán tendrán nuevos encargados de negocios, aunque Hague ha advertido de que todo dependerá de que «las buenas palabras se conviertan en hechos concretos», sobre todo en lo relacionado con el programa nuclear de Teherán, que volverá a debatirse este mismo mes.

El 29 de noviembre de 2011, tan sólo 24 horas después de que el Parlamento iraní aprobara la rebaja del nivel de relaciones diplomáticas con el Reino Unido y la expulsión del embajador en un plazo dos semanas, «un grupo de estudiantes», según la versión oficial, asaltó la legación británica en pleno centro de Teherán. Londres decidió sumarse a las sanciones económicas contra Irán tras la publicación del último informe del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), y el régimen respondió dando luz verde a su sector más duro para acometer un asalto cuyas imágenes recordaron a la toma de la legación de Estados Unidos en 1979 que acabó con la 'crisis de los rehenes'.