Mujeres participan en la plaza Tahrir en una concentración contra el golpe militar. :: EFE
MUNDO

Un golpe 'salvador' para los coptos

Seis cristianos han sido asesinados por extremistas desde la caída de Mohamed Mursi

EL CAIRO. Actualizado: Guardar
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Los coptos celebran la caída de Mohamed Mursi en Egipto, «no hay un solo miembro de la comunidad que no esté feliz, hemos recibido muchas amenazas en este año bajo control islamista y ahora, por fin, nos sentimos libres», asegura Yusef Sidhom, director de 'Al Watani', único semanario cristiano del país. Las palabras del veterano defensor de los derechos de esta minoría, que supone el 9% de los ochenta millones de ciudadanos de un país donde la mayoría es musulmana suní, son compartidas por jóvenes activistas de la comunidad como Mina Thani, para quien «la gente que amamos realmente Egipto nos unimos en la manifestación del 30 de junio para acabar con Mursi y los Hermanos Musulmanes».

Mina pasea por El Cairo con una porra escondida para defenderse de posibles agresiones y vive unos días con sensación agridulce tras el asesinato de su amigo Imel Nasib en Luxor, en el centro del país. Imel murió la semana pasada junto a otros tres cristianos a manos de «radicales islamistas que le cortaron el cuello solo por ser cristiano y respaldar la revolución contra Mursi».

Para Thani lo que ha vivido Egipto no es un 'golpe de Estado' sino «una revolución en toda regla, el inicio de un camino que debemos empezar a recorrer sin perder un minuto». Desde la caída de Mursi al menos seis cristianos han sido asesinados en el país a manos de radicales. Mina es el responsable del Movimiento Jóvenes de Maspero, fundado en marzo de 2011 tras la destrucción de la iglesia de Atfih, en Giza. Hicieron una sentada de protesta en la zona de Maspero, frente a la radio y televisión pública a orillas del Nilo, para pedir protección a las autoridades. Siete meses después miles de coptos regresaron a este mismo lugar para protestar de nuevo por la inoperancia de la Junta Militar, que gobernaba el país de forma interina aquellos días, ante la quema de otra iglesia en un poblado cercano a Asuán, al sur de Egipto. Los manifestantes comenzaron a cantar consignas contra los militares, estos abrieron fuego y hubo 28 muertos. El Ejército acusó a los coptos de ir armados e intentar asaltar el edificio y, aunque se abrió una investigación oficial, nadie ha pagado por la matanza.

Mina estaba en las primeras filas durante el tiroteo y espera que «cuando las cosas se normalicen se reabra el caso», pero subraya que «la relación con los militares ahora es buena. Ellos al menos son patriotas, no como la Hermandad, que ha tratado de vender el país a Catar. No se puede culpar a todo el Ejército de la actuación de aquel grupo de soldados». Para el líder del Movimiento Jóvenes de Maspero esta matanza no se puede comparar con la sufrida por los islamistas el lunes a las puertas del cuartel de la Guardia Republicana porque «ellos sí van armados, tienen la cultura de la violencia en sus genes».

«Ataque terrorista»

Este es el motivo por el que el grupo no se solidarizó con las familias de las víctimas ya que «esto es una revolución contra ellos». Tras la muerte de los 50 seguidores del grupo islamista el Ejército ofreció una explicación similar a la de Maspero en 2011 y su versión fue que se limitaron a defenderse de «un ataque», en este caso «terrorista». El Papa de los coptos, Tawadros II, jugó un papel importante en el golpe contra Mursi y no dudó en respaldar públicamente al general Abdul Fatah el-Sisi. Sus dos fotos se venden ahora en la plaza de Tahrir junto a la del Gran Imam de Al-Azhar, institución más importante del islam suní, Ahmed el-Tayyeb, formando la auténtica trinidad de lo que los cristianos y el resto de grupos anti Mursi consideran la «revolución del 30 de junio».

«Estamos unidos y gracias al cambio hemos abortado el intento vicioso de los hermanos de convertir Egipto en una especie de Irán. Estaban intentando 'hermanizar' todas las instituciones», piensa Sidhom, para quien «en el futuro tienen espacio en la vida política, pero para ello deben revisar su ideología y renunciar a la protesta en la calle. Por desgracia tenemos experiencia con ellos y sabemos que con ellos solo sirve el uso de la fuerza».