Obama, durante un acto en la Casa Blanca. :: L. D. / REUTERS
MUNDO

Los secretos de EE UU preocupan más en el extranjero

Seis de cada diez estadounidenses acepta sin condiciones la invasión de su intimidad por parte del Gobierno si garantiza seguridad

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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La revelación de que el 'Tío Sam' vigila todas las conversaciones telefónicas y los emails de sus ciudadanos y del resto del mundo no es tan terrible para los estadounidenses como algunos creen. «En abstracto, uno puede quejarse del Gran Hermano, pero en la realidad, si miras los detalles, creo que hemos encontrado un equilibrio adecuado -entre la privacidad y la seguridad nacional-», dijo el viernes el presidente Barack Obama, cuando salió a la luz el programa secreto de espionaje llamado Prism.

Ayer, mientras el senador Rand Paul aseguraba en las páginas del The Wall Street Journal que «pocos americanos consideran este acercamiento equilibrado, sino que muchos correctamente lo ven como orweliano», la primera encuesta seria que se hace sobre el programa le quita la razón. El 56% de los estadounidenses cree que es una forma aceptable de investigar casos de terrorismo, según el estudio realizado de forma conjunta por el PEW Research Center y The Washington Post. Aún más, el 62% cree que lo más importante es que el Gobierno investigue posibles amenazas terroristas, aunque para ello tenga que invadir su privacidad.

El presidente, que cuando era senador y candidato presidencial había criticado a George W. Bush por mantener una «falsa elección» entre privacidad y seguridad nacional, ahora dice que no es posible tener el 100% de ambas cosas. «Como sociedad, vamos a tener que elegir», dijo el viernes. Para Obama, EE UU ha madurado desde los atentados del 11-S y puede hacer ahora esa elección de forma consciente, pero las encuestas demuestran que la opinión pública no ha cambiado mucho al menos desde 2006.

Querella criminal

Es posible que los recientes atentados de Boston hayan despertado el miedo olvidado. Allí los ciudadanos no solo no protestaron por el impresionante estado de sitio en el que se puso a toda la ciudad para dar caza al joven Dzhojar Tsarnáev, ni por los muchos atropellos que eso conllevó, sino que aplaudió fervorosamente a la Policía y la despidió con himnos patrióticos.

Con todo, el senador John McCain ha insistido en que si estuviéramos en septiembre de 2001 nadie se estaría planteando siquiera estas cosas. El masivo programa de espionaje sólo incomoda seriamente al 34% de los estadounidenses, un porcentaje que aumenta entre los más jóvenes, pero la verdad es que solo el 27% de todos los encuestados dice estar siguiendo de cerca el escándalo, que al parecer preocupar más en el extranjero.

Hay motivos. El propio Obama ha sido específico al declarar que solo los emails de sus ciudadanos o residentes en EE UU no se están leyendo rutinariamente. Microsoft, Google, Yahoo, Facebook, PalTalk, YouTube, Skype, AOL y Apple son las compañías participantes en el programa, por este orden de incorporación. Ayer mismo, Miguel Ángel Gallardo, un criminólogo español que ya se había querellado en 2010 contra Google por espionaje masivo, volvió a hacerlo contra estas compañías, junto a otros dos demandantes, por haber «proporcionado acceso a datos, archivos y comunicaciones de no residentes en Estados Unidos, según ha reconocido expresamente Obama en declaraciones oficiales amplia y reiteradamente publicadas en varios idiomas», dicen los documentos presentados en la Audiencia Nacional.

El furor ha crecido entre los legisladores estadounidenses al conocerse que el presidente de la Agencia de Seguridad Nacional, James Clapper, mintió bajo juramento durante una audiencia del Comité de Inteligencia del Senado realizada en marzo pasado. Cuando el senador Ron Wyden le preguntó si su agencia «recoge cualquier tipo de datos de millones de estadounidenses», Clapper contestó tajante: «No, señor. No conscientemente». Clapper dice ahora que intentó dar «la respuesta menos falsa posible». La Cámara alta le convocó ayer de urgencia para pedirle explicaciones sobre ello y sobre todo sobre el programa que tiene al mundo en tensión.