Un joven camina a primera hora de la mañana de ayer por una solitaria la plaza Taksim tras los enfrentamiento del día anterior. :: ANGELOS TZORTZINIS / AFP
MUNDO

Erdogan pone fecha al fin de la protesta

El primer ministro abre la mano a un referéndum sobre el parque y da un plazo de 24 hora para acabar con la violencia

ESTAMBUL. Actualizado: Guardar
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24 horas, este es el plazo marcado por Recep Tayyip Erdogan para el final de las protestas que sacuden Turquía desde hace dos semanas. «He dado instrucciones al Ministerio del Interior. En 24 horas esto se habrá acabado», dijo Erdogan, según la emisora CNNTürk, horas después de la reunión mantenida en Ankara con un grupo de once personas definido por las autoridades como «representantes» de la acampada del parque Gezi de Estambul. El dirigente islamista estaría abierto además a la «celebración de un referéndum» sobre el futuro del parque, adelantó el portavoz del Partido Justicia y Desarrollo, Hüseyin Çelik. Todo un giro en su postura inicial de mantener los planes de construcción de un centro comercial en la última zona verde del centro de Estambul. En cualquier caso, sólo se decidiría sobre ese recinto arbolado, no sobre el vecino Centro Cultural Atatürk, cuya demolición también está prevista, precisó el portavoz del Gobierno. Erdogan insistió en la reunión con la delegación ciudadana que el proyecto ya había sido aprobado por el pueblo, dado que antes de las últimas elecciones generales circularon en la prensa modelos animados de la maqueta, por lo que la victoria de su partido en las urnas debería considerarse un respaldo a la propuesta urbanística.

El ultimátum llegó un día después de que la Policía desalojara por la fuerza a los manifestantes de la plaza Taksim y lograra concentrar a todos en el vecino parque Gezi. Este lugar, escenario de las primeras concentraciones de grupos ecologistas que pretendían salvar el parque, es ahora una zona de acampada donde la mayoría de los concentrados piensan seguir con su protesta pese a las amenazas del primer ministro y al estrecho cerco policial.

«Esa gente que ha ido a Ankara no nos representa. Queremos seguir aquí de forma pacífica defendiendo el parque, el pequeño 'Central Park' de Estambul», asegura Aziz Tugay, activista de 27 años, que pese a la batalla campal del martes no se ha movido de su tienda de campaña. La coordinación de los manifestantes del parque Gezi, la plataforma de 116 asociaciones que anima la protesta, no fue convocada a la cita de Ankara, por lo que muchos piensan que «es todo una farsa, quieren mostrar una cara dialogante, pero sabemos que su única opción es la fuerza. Eso es lo que han demostrado desde el comienzo», piensa Tugay quien, como un amplio grupo de activistas, dedicó toda la mañana a la limpieza. «Estamos dispuestos a volver a empezar de nuevo, no vamos a echarnos atrás por el desalojo de Taksim. Es compatible la vida en la plaza con nuestra protesta», apunta Busra Yakmur mientras recibe uno de los impermeables que se repartieron para hacer frente a la ligera lluvia que caía sobre el centro de la ciudad.

«La represión hasta ahora sólo le ha servido al Gobierno para provocar una respuesta violenta. El primer ministro reforzaría su figura si apostara por el diálogo y escuchara a ese 50% de Turquía que no le votó», piensa Didem Akyel, analista del 'think tank' International Crisis Group (ICG) basada en Estambul. Está siguiendo los acontecimientos muy de cerca y piensa que «después de estas dos semanas la negociación no puede ceñirse a los árboles y el parque, esto se ha convertido en un problema nacional, una protesta mucho más amplia que demanda respuestas».

Más barricadas

La fuerza de la Policía devolvió cierta normalidad a Taksim. Se retiraron las barricadas para abrir el paso a los coches, los comercios y restaurantes levantaron las persianas totalmente cubiertas de pintadas y un ejército de operarios del servicio de limpieza intentó borrar las huellas de la batalla. Las pancartas reivindicativas colgadas en el centro cultural Ataturk fueron sustituidas por dos banderas nacionales enormes que ahora cubren casi toda la fachada de esta mole de cemento y vidrio y un retrato de Mustafá Kemal Ataturk, padre de la Turquía moderna.

«Si no entra la Policía, no habrá problemas. La inmensa mayoría somos pacíficos, no queremos violencia. Por favor, que el mundo nos ayude, necesitamos ayuda antes de que nos gaseen», ruega Erdem Marmara, manifestante de 26 años, que está seguro de que «intentarán sacarnos por la fuerza». En este sentido, Çelik prometió que los responsables de los excesos de violencia policial serán investigados y castigados.

Durante todo el día no se produjeron incidentes. Un grupo de manifestantes levantó una barricada a la entrada del parque y decenas de jóvenes se apostaron entre los hierros y coches calcinados dispuestos a vigilar toda la noche los movimientos de la Policía. Erdogan tiene prisa por terminar con la protesta, pero los manifestantes no están dispuestos a ceder después de una lucha de dos semanas que ha costado la vida a cuatro personas y heridas a cientos.

personas se reunieron ayer con Erdogan en la sede del partido gubernante para debatir sobre lo ocurrido en Taksim. La delegación estaba compuesta por artistas, universitarios y arquitectos.