Economia

Un comisario sin miedo al choque

El socialista húngaro enciende la polémica en España tras exhibir su estilo directo frente a Berlín y Londres László Andor Comisario europeo de Empleo

BRUSELAS. Actualizado: Guardar
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Sobrio, discreto y con maneras de profesor universitario. El comisario de Empleo, el húngaro László Andor, no encaja a primera vista en el perfil de dirigente aguerrido con gusto por la polémica. Tras su paso esta semana por España, donde encendió el debate sobre el contrato único, cualquiera pensaría lo contrario teniendo en cuenta el rechazo generalizado que provocó su intervención. El responsable europeo, sin embargo, destaca por sus fuertes convicciones derivadas de su formación académica y de su búsqueda de los mejores modelos laborales en la UE. Considerado uno de los miembros más izquierdistas del Ejecutivo, su ADN socialista no le impide abrazar ideas como la flexibilidad en el mercado de trabajo y la reforma de las pensiones.

Andor, de 46 años, nació en la localidad húngara de Zalaegerszeg, ubicada cerca de la frontera con Austria. Aunque cursó parte de sus estudios superiores en el país magiar, el actual comisario reforzó su formación en la universidad estadounidense George Washington y en Reino Unido. Tras doctorarse en Economía, su carrera viró progresivamente hacia la política pero manteniendo siempre una línea de carácter técnico. Fue asesor en materia de finanzas del Parlamento nacional y, en 2003, pasó a desempeñar la misma labor en la oficina del primer ministro. Dos años después dio su gran salto profesional al acceder al comité directivo del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo, entidad creada para ayudar a los antiguos países comunistas.

El economista húngaro, que cuenta con plaza de profesor asociado en dos universidades de su país, recibió la llamada de la UE hace poco más de tres años. Andor fue designado comisario de Empleo, Asuntos Sociales e Inclusión, una triple cartera que ha ido tomando dimensión a medida que las dificultades se han agravado. Su puesto carece del poder del titular de Economía, Olli Rehn, pero su influencia tampoco puede desdeñarse. El departamento del responsable magiar puede verse como un laboratorio de propuestas que, en algunos casos, se han convertido en exigencias europeas como la vinculación de la edad de jubilación a la esperanza de vida.

Salario mínimo alemán

Andor representa el ala más izquierdista de la Comisión. Pese a sus fuertes convicciones, el comisario diseña sus planteamientos con una perspectiva científica más que ideológica. En Bruselas, se destaca que por encima de todo es «un hombre de principios» que confía en los resultados de los estudios llevados a cabo por su departamento.

Así se explica su apuesta por una mayor flexibilidad en los mercados laborales, aunque en la capital comunitaria se insiste en que no recomendó la adopción del contrato único durante su polémica visita a España. Quería poner de relieve la segmentación que padece la economía española con contratos temporales de baja protección y los fijos con unas condiciones muy superiores. La preocupación de Andor por el mercado laboral español se debe especialmente a la desorbitada tasa de desempleo juvenil.

Casado, con tres hijos y un perro de raza afgana, el comisario se empeñó en sacar adelante una propuesta que pide a los socios un esfuerzo suplementario con los jóvenes. La idea, procedente de los países nórdicos, plantea un plazo de cuatro meses para que los gobiernos intervengan cuando los menores de 25 años pierden su trabajo. En ese tiempo, deben recibir una oferta de trabajo, de prácticas o para retomar la formación.

En España, Andor ya no pasará inadvertido, pero su popularidad también está al alza en otros países. En Alemania empezó a abrirse un hueco cuando fue uno de los primeros responsables europeos en criticar los recortes a discreción. «La crisis ha durado demasiado y el énfasis en la austeridad es excesivo», subrayó hace más de un año. Hace unas semanas revivió su pulso con Berlín al reclamarle una subida de sueldos porque «los ahorros solos no generan crecimiento».

Andor fue más directo en otro reciente cruce de declaraciones con Reino Unido. El Gobierno británico le envió una carta en la que se quejaba de la llegada de muchos inmigrantes comunitarios que cobran ayudas como la proporcionada para buscar empleo sin tener intención de trabajar. Poco después, David Cameron anunció que endurecería el acceso tanto a esta subvención como al servicio nacional de salud. El comisario de Empleo le advirtió sobre los riesgos de alimentar «reflejos xenófobos» y recordó que no se ha aportado ningún dato sobre el fraude atribuido a los extranjeros.