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La aventura política de Assange

El creador de Wikileaks funda su propio partido y aspira al Senado en los comicios australianos del 14 de septiembre

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Julian Assange lo ha experimentado todo, o casi, a lo largo de sus 42 años. El hombre que sacó en 2010 los colores al Gobierno de EE UU con la publicación de cientos de miles archivos confidenciales vive en una montaña rusa, con picos y descensos cargados de adrenalina. Una infancia nómada, una adolescencia en permanente huida del segundo marido de su madre, un temprano juicio por treinta delitos como espía informático, la convivencia junto a su novia en una casa con 'okupas', convertirse en padre precoz y un viaje en moto por todo Vietnam retratan con fidelidad su agitada trayectoria. Solo le quedaba un reto pendiente: la política. Y ya va camino de conseguirlo. Esta semana ha creado el Wikileaks Party, la formación con la que se presenta como candidato a senador en las elecciones del próximo 14 de septiembre en Australia.

Su padre biológico, John Shipton, será el encargado de gestionar la nueva andadura de Assange, que desde el pasado junio permanece refugiado en la embajada de Ecuador en Londres. No le quedó más remedio, una vez agotados en Reino Unido todos los recursos jurídicos para evitar su extradición a Suecia, donde se le acusa de abusar sexualmente de dos mujeres. Él, sin embargo, defiende su inocencia y apunta a una conspiración mundial que solo busca su envío a EE UU para ser condenado a pena de muerte. Mientras permanece cautivo, maneja los hilos de su recién creado partido, que ya cuenta con 10 miembros -entre ellos su progenitor- que esperan reunirse en los próximos días para recoger las 500 firmas necesarias para su inscripción oficial.

La transparencia será el emblema del Wikileaks Party. «Defenderemos la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a vivir sin que el Estado intervenga», subrayó el propio Assange. Legalmente, no parece haber ningún impedimento para la aventura política del creador del polémico portal de Internet. Según detalla el diario australiano 'The Age', las normas son claras en ese sentido y permiten postularse como candidato al Senado a los ciudadanos que viven en el extranjero, siempre y cuando hayan abandonado el país en los últimos tres años y tengan previsto volver antes de que se cumplan los seis de su partida. En caso de no poder acudir a ocupar el puesto una vez celebrados los comicios, tan solo deberá ser sustituido temporalmente por otro miembro de su formación.

Las probabilidades de que Assange consiga un escaño tampoco son remotas. Las encuestas desvelan que podría conseguir representación en los Estados de Victoria y Nueva Gales del Sur. «Hay un gran movimiento de apoyo a Julian por todo lo que él simboliza», aseguró Shipton. La madre del creador de Wikileaks, Christine Assange, también se mostró muy orgullosa. «Será emocionante porque hasta ahora solo podíamos elegir en la Cámara de Representantes entre el partido número uno lacayo de EE UU y el partido lacayo número dos», aseguró, convencida de que la sociedad desea el cambio.

«Socios cercanos»

Los integrantes de la recién creada fuerza política «son socios cercanos a Assange, académicos, especialistas en su campo y activistas», explicó la portavoz de la organización Wikileaks Australian Citizens Alliance, Sam Castro. Y dado el éxito cosechado por el Partido Pirata en países como Alemania y Suecia en las últimas citas con las urnas, no es de extrañar que el Wikileaks Party se convierta en la auténtica revelación de las elecciones generales australianas.

Las incógnitas sobre el desenlace de la delicada situación de Assange se extienden, sin embargo, sobre el horizonte electoral. De hecho, la Policía británica tiene orden de detenerle «bajo cualquier circunstancia» si pone un pie fuera de la embajada ecuatoriana. El fundador de Wikileaks, aun así, se muestra optimista sobre su futuro. Hace cinco meses vaticinó que en un año recuperaría su libertad. Ese plazo se cumplirá en septiembre, justo cuando se celebren los comicios. «Creo que la situación se resolverá por medio de la diplomacia o de un acontecimiento inusual en el mundo como una guerra con Irán o el abandono del caso por Suecia», auguró. Por si no ocurre, puede que ya prepare otra salida: convertirse en su propio salvador con la búsqueda de una especie de inmunidad que le permita esquivar a la Justicia.