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El Costa Concordia y los recuerdos del Sirio

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Actualmente se está celebrando el juicio sobre el naufragio del crucero Costa Concordia, cuyo accidente sucedió hace algo más de un año, y por el que el capitán está acusado. El hecho ocurrió por aproximarse a unos bajos rocosos, pero lo peor es que abandonó el buque. Al hablar de ello, los medios de comunicación hicieron repetidas alusiones al famoso naufragio del Titanic. Sin embargo, se olvidaron de mencionar otro accidente cuyas características fueron bastante más parecidas: el del Sirio, en donde hubo 370 fallecidos de los 892 pasajeros, la mayoría emigrantes ¿Y por qué quiero contarlo? Pues porque soy de Cartagena y conocí la historia del naufragio del Sirio desde muy pequeño, historia que formó parte de la infancia de todos los que tuvimos el privilegio de veranear en aquel entonces precioso y entrañable pueblo costero de Cabo de Palos. «El Sirio, vapor italiano que para América iba, naufragó, de agosto el cuatro, frente al faro de la Hormiga», decía un trovo minero de la época. Sucedió en 1906, a las 4 de la tarde, en un día magnífico. Se trataba de un gran trasatlántico que, inconcebiblemente, se había arriesgado a pasar cerca del faro de las Islas Hormigas, en donde, a unas tres millas de la costa, existe el temido Bajo de Fuera. Los pescadores y algunos veraneantes de Cabo de Palos salieron al rescate del vapor. El Joven Miguel, un bello y rápido pailebote que venía de Denia, enfiló su rumbo hacia el casco del buque medio hundido y, en una maniobra temeraria, colocó su botalón sobre la borda del vapor italiano. Los pasajeros corrían despavoridos por la cubierta. El capitán del Joven Miguel, Vicente Buigues, subió a la cubierta del Sirio y ocupó, con determinación, el sitio del cobarde capitán italiano que había abandonado el vapor. Buigues transbordó a su pailebote y a otro que había amurado a su popa a un total de 400 pasajeros. A Buigues le sobraban arrestos aunque no llevara uniforme.

Por ello, cuando escucho las noticias sobre lo sucedido en el Costa Concordia, siento con horror que la historia se repite y que vuelve a mis recuerdos la del naufragio del Sirio, la conducta execrable de su capitán y de casi toda su tripulación y, sobre todo, el bravo comportamiento de los pescadores, con Buigues como salvador, y la hospitalidad del pueblo de Cabo de Palos. En realidad, vuelven los recuerdos de mi infancia.