MUNDO

Un negocio a la sombra de Pussy Riot

La imagen de las componentes del grupo punk ruso es utilizada sin su permiso para vender camisetas y publicar libros

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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«Nuestro grupo fue creado para luchar contra el mercantilismo. Nunca permitiremos que nuestro nombre sea registrado como marca para enriquecernos», sostiene Ekaterina Samutsévich, la única integrante de Pussy Riot enjuiciada que quedó en libertad. Sus otras dos compañeras, María Aliójina y Nadezhda Tolokónnikova, cumplen en Rusia una pena de dos años de reclusión en campos de trabajo por improvisar el pasado febrero un concierto en el altar de la catedral de Cristo Salvador de Moscú en el que imploraban a la Virgen María que eche a Vladímir Putin del poder. Al mes siguiente fueron detenidas y el 17 de agosto, halladas culpables de «gamberrismo motivado por odio religioso».

La editorial Exmo provocó el jueves un verdadero escándalo al anunciar la inminente publicación de un libro sobre Pussy Riot sin haber recibido el consentimiento de sus componentes. Los 4.000 ejemplares impresos están en el almacén a la espera de que el abogado Mark Feiguin, que hasta el lunes defendió a Tolokónnikova y Aliójina, hable con ellas para intentar convencerlas de las bondades de este libro, se supone. Feiguin había iniciado conversaciones con los editores, pero, sin haberse alcanzado aún ningún acuerdo con las cantantes, éstos continuaron adelante. El letrado intentó también, aunque sin éxito, registrar la marca Pussy Riot ante las autoridades rusas, iniciativa que, al parecer, se hizo a espaldas de las interesadas. En un comunicado emitido desde el penal de Mordovia en donde se encuentra recluida, Tolokónnikova dijo estar molesta «por la discusión financiera y la marca». «El dinero es polvo. Lo que yo necesito es libertad, pero no para mí, sino para mi país», recalcó la cantante y activista.

Kevin Drost, gerente de la consultora de marketing norteamericana Prophet Brand Strategy, asegura que, debido a la inmensa fama adquirida en todo el mundo, la marca Pussy Riot podría generar en los próximos dos años un beneficio cercano a los dos millones de euros entre giras, películas, documentales, contratos de grabación, venta de camisetas y otros artículos.

Madonna, de hecho, vende camisetas del conjunto a través de su web. Según la superestrella, el dinero se envía a Rusia para sufragar los gastos en abogados de las chicas. Lo mismo está haciendo la cantante islandesa Bjork. Sin embargo, Samutsévich niega que hayan recibido ni un céntimo y que exista acuerdo alguno. En Moscú, no obstante, no es difícil encontrar en los mercadillos para turistas camisetas con la foto estampada de las tres rockeras.

Pero la comercialización de estos recuerdos, según ellas, no está yendo a parar a sus cuentas corrientes. Y es que Pussy Riot, convertido en el grupo ruso más famoso fuera de las fronteras del gigante europeo, no ha concluido contratos de grabación con ningún estudio y, al no estar registrada la banda, no existe control sobre la utilización del nombre. Por tanto, no pueden apelar a ningún derecho de autor.