Simpatizantes propalestinos se manifestaron ayer en Londres en favor de la paz y la libertad frente a la Embajada del Estado hebreo. :: ANDY RAIN / EFE
MUNDO

La batalla continúa lejos de la Franja

Los enfrentamientos dialécticos entre Israel y Palestina se extienden más allá de sus fronteras, con posturas casi irreconciliables

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El alto el fuego no trae consigo la paz. El acuerdo del miércoles no ha terminado con las hostilidades permanentes entre Israel y Palestina. Su conflicto traspasa fronteras y se reproduce en cualquier punto del planeta donde ciudadanos de ambas nacionalidades tienen que coexistir. En España viven en torno a mil israelíes y más de 15.000 palestinos, ambos respaldados por un sinfín de grupos políticos, sociales y religiosos que asumen como propia una disputa que se libra a más de 3.500 kilómetros de distancia.

La ofensiva 'Pilar de defensa' ha vuelto a disparar la crispación entre estos colectivos. Parecen enemigos irreconciliables con opiniones antagónicas en casi todos los temas, y sobre lo sucedido en las dos últimas semanas solo coinciden en que la prensa ha favorecido de forma descarada a su rival. «En el 80% de los casos aparece una clara parcialidad hacia el bando palestino», analiza María Royo, directora de comunicación de la Federación de Comunidades Judías de España. «Los medios están apoyando fielmente a Israel», cree Mohamed Rujailah, periodista 'freelance' nacido en Gaza y que trabaja ahora en Barcelona.

Hace cuatro años, Rujailah vivió en primera persona la operación 'Plomo fundido' y la consecuente incursión de las tropas hebreas en la Franja. La reciente ofensiva no le ha sorprendido. «Antes de cada elección siempre hay un ataque a los palestinos. El pueblo israelí disfruta con la política bélica». Y es que dentro de apenas ocho semanas el primer ministro, Benjamín Netanyahu, se juega su continuidad en las urnas.

En cierta manera, Fernando Álvarez, presidente de la Asociación Solidaridad España-Israel, también considera que estos comicios han influido en la «timorata» ejecución de 'Pilar de defensa'. «¿Votarías a Mariano Rajoy mientras caen 1.500 misiles sobre ti? Yo le pegaría una patada en el culo», afirma. En su opinión, el alto el fuego ha sido un error -«toda una bajada de pantalones»- en el que se han «sacrificado asuntos inmediatos por objetivos estratégicos, como Irán».

Más moderada, María Royo admite que la tregua recién firmada «no es un principio de paz» y vaticina que, cuando los diplomáticos abandonen la zona, «se volverán a disparar misiles desde Gaza e Israel tendrá que tomar sus propias decisiones». Para conseguir el cese de las hostilidades, cree que primero tiene que haber interlocutores que «respeten, reconozcan y busquen la paz», lo que es «imposible» mientras una organización como Hamás gobierne la Franja. «En sus estatutos fundacionales niegan la existencia del Estado hebreo y marcan como objetivo su destrucción».

«Más de 500»

«La solución está en manos de Israel», responde Anis Hawari, economista musulmán afincado en el País Vasco, que demanda que lo primero que tendría que hacer Tel Aviv es reconocer al pueblo palestino sus correspondientes derechos históricos y admitir que «ha cometido un genocidio con la creación de su Estado», al desembocar en «la expulsión de los palestinos de su tierra». Mohamed Rujailah opina que el Gobierno hebreo debería respetar «las más de 500 resoluciones de Naciones Unidas que ha incumplido» -entre las que destaca la vuelta a las fronteras de 1967 y el derribo del muro de Cisjordania- porque «será imposible que llegue la paz mientras no haya justicia».

Fernando Álvarez no ve cercana solución alguna. Cree que el verdadero conflicto reside en que «el islamismo no consigue encontrar su sitio en la modernidad» y que Israel «es un pretexto» para aplazar esas decisiones. «España ha tenido 3,5 millones de inmigrantes trabajando en Europa, los cristianos libaneses tienen que irse fuera, Estados Unidos está lleno de coptos egipcios... Si los palestinos se tienen que ir a Jordania no serían muy diferentes a los demás», asegura este afiliado al PSOE.

Junto a Rujailah, en 2008, el periodista español Alberto Arce grabó el documental 'To shoot an elephant' ('Disparar a un elefante'), que está disponible en Internet. Ambos vivieron junto a los ciudadanos gazatíes -«y no los milicianos armados»- la operación 'Plomo fundido'. Ahora, pese a la distancia temporal y kilométrica (trabaja como corresponsal de la agencia AP en Tegucigalpa, Honduras), está pendiente del drama en la Franja y, por lo menos, se congratula de que el Ejército israelí haya permitido la entrada de periodistas. «La presencia de testigos ha provocado que la ofensiva se haya retraído».