Sociedad

Un enlace real con toques de modernidad

Luxemburgo acoge la boda de su gran duque heredero con una noble belgaUna representación de la realeza mundial, entre la que se encuentran los Príncipes de Asturias, acude al evento

LUXEMBURGO. Actualizado: Guardar
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El gran duque heredero de Luxemburgo, Guillermo, se casó ayer por la iglesia con la condesa belga Estefanía de Lannoy, en una ceremonia que contó con la presencia de numerosas personalidades de la realeza mundial y que mezcló la tradición y modernidad características propias de este pequeño país que raramente atrae la atención de los focos. Guillermo, que pronto cumplirá 31 años y está llamado a convertirse en el séptimo gran duque de la monarquía luxemburguesa, y Estefanía, de 28 años, que desciende de una de las más antiguas familias de la nobleza belga, se casaron en la Catedral de Notre-Dame de Luxemburgo, en el centro de la capital de este Gran Ducado de 500.000 habitantes.

Un día después de la ceremonia civil celebrada en la intimidad familiar, en la alcaldía de la capital, numerosas personalidades respondieron a la invitación para acudir a la ceremonia religiosa del último príncipe heredero soltero de Europa.

Vestida con un traje de novia blanco-marfil obra del diseñador Elie Saab, la condesa Estefanía entró en la Catedral de la mano de su hermano mayor, Jehan. El gran duque heredero acudió a la ceremonia vestido de uniforme.

Detrás de la joven pareja, además de sus familiares, tomaron asiento el rey Alberto II de Bélgica y la reina Paola, que tienen lazos de parentesco con la monarquía luxemburguesa.

Los Príncipes de Asturias estuvieron en el enlace. La Princesa lució un abrigo y vestido de guipur de seda en color rosa palo, confeccionado por Felipe Varela, su diseñador predilecto. Además, Doña Letizia llevó un sombrero de los diseñadores vallisoletanos Pablo y Mayaya, una pamela de paja italiana con el ala levantada y un bandeaux de organza con un aderezo de plumas.

También acudieron el rey de Noruega Harald V y la reina Sonia, el príncipe Juan Adán II de Liechtenstein y la princesa, la reina Beatriz de Holanda, la reina Margarita de Dinamarca y el príncipe consorte Henrik, la reina Silvia de Suecia o la princesa Lalla Salma, esposa del rey Mohamed VI de Marruecos.

La princesa Carolina de Mónaco, el príncipe Eduardo, tercer hijo de la Reina de Inglaterra, y el príncipe heredero de Japón, Naruhito, figuraban entre los presentes, así como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.

La ceremonia, oficiada en francés, inglés, alemán y luxemburgués por el arzobispo de Luxemburgo, Jean-Claude Hollerich, mezcló cantos, oraciones y la lectura de fragmentos de los Evangelios.

Sin embargo, esta boda, uno de los acontecimientos sociales del año, que costó unos 500.000 euros a los contribuyentes del Gran Ducado, también tuvo toques de modernidad, a petición de la pareja, que invitó a 270 ciudadanos luxemburgueses a acompañarles en la catedral.

Así, las alianzas de oro que intercambiaron procedían del comercio justo, informó el Gran Ducado. El alcalde de Luxemburgo estaba acompañado de su compañero oficial, mientras que una parte de los príncipes y princesas llegaron a la catedral montados en un minibús verde.

La pareja, que se conoció a través de unos amigos comunes en Alemania hace ocho años y cuya historia comenzó realmente hace tres años, mantuvo su relación en privado hasta el anuncio de su matrimonio a finales de abril.