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Miles de manifestantes salen a la calle contra Putin en varias ciudades rusas

MOSCÚ. Actualizado: Guardar
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Las calles volvieron a llenarse ayer de manifestantes en Moscú, San Petersburgo y otras ciudades rusas para pedir una vez más al presidente Vladímir Putin que se vaya, consienta la convocatoria de elecciones anticipadas y permita de una vez que el país entre en la senda de la democratización y las reformas. El acto en la capital rusa estaba autorizado por la Alcaldía, que organizó un gigantesco dispositivo policial.

Más de 7.000 agentes velaron por la seguridad, pero también ahuyentaron a mucha gente con sus controles y entorpecieron el acceso a la marcha con sus arcos detectores. Pese a todo y según la estimación de los periodistas que cubrimos el evento, la concentración reunió a unas 50.000 personas. Los organizadores, sin embargo, calculan que hubo entre 100.000 y 150.000 asistentes mientras la Policía redujo la cifra a 14.000.

La manifestación, justo al día siguiente de que el diputado opositor, Guennadi Gudkov, quedara privado de su escaño sin fallo judicial por participar en las acciones de protesta de los últimos meses, discurrió por el centro de Moscú. Recorrió algo más de dos kilómetros a través del llamado anillo de los bulevares hasta llegar a la avenida Sájarov, en donde tuvo lugar el mitin. Gudkov tomó la palabra para reiterar que nunca compatibilizó los negocios con su cargo de legislador, motivación esgrimida por el partido del Kremlin para promover su expulsión de la Duma, y afirmó que Putin se ha cebado con él por criticar con contundencia sus políticas desde el hemiciclo y acudir a las protestas.

En su diatriba pidió unidad a toda la oposición, señalando que «hay que dejar de un lado las diferencias y centrarse en luchar por conseguir que en Rusia se instale una auténtica democracia». Intervinieron también ante los congregados, entre otros, el bloguero anticorrupción Alexéi Navalni, el excampeón de ajedrez Gari Kaspárov, el exministro Borís Nemtsov y el líder del Frente de Izquierdas Serguéi Udaltsov, que fue detenido por quedarse el último en la tribuna y sobrepasar las diez de la noche, hora límite que el Ayuntamiento había dado para terminar la protesta.

Entre los asistentes también había simpatizantes del conjunto punk Pussy Riot, tres de cuyas componentes cumplen una condena de dos años de cárcel por organizar un concierto en la catedral de Moscú y pedir a la virgen que eche a Putin del poder. Una de las consignas más coreadas fue precisamente la exigencia de libertad para los presos políticos.

La marcha fue secundada por diversas plataformas, incluyendo anarquistas, ultranacionalistas y también al Partido Comunista, que por primera vez se une al resto de la oposición en una acción similar. Radicales de izquierda y de derecha protagonizaron altercados puntualmente, pero sin que la situación llegase a desbordarse. En San Petersburgo la concentración fue mucho menos numerosa y se practicaron detenciones.