ESPAÑA

La incógnita de las clases de parapente

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El auto judicial no parece dar una relevancia especial a uno de los datos de la investigación que resultaron más sorprendentes, que los dos chechenos aprovechasen sus dos meses de estancia en la bahía de Algeciras, entre otras cosas, para tomar clases en el manejo del parapente.

La formación en este tipo de paracaídas planeador, que permite volar largas distancias y aterrizajes relativamente precisos, fue sufragada, como todos sus gastos de viaje y estancia en la península, por Cengiz Yalcin, el turco encarcelado por tener explosivos en el chalé donde alojaba a los rusos, que vive en España desde hace siete años y que trabaja como capataz en una empresa constructora de Gibraltar, a donde va y viene a diario.

El dato aún levantó más suspicacias cuando los investigadores de la Comisaría General de Información se enteraron, tras interrogar a uno de los monitores de vuelo, que Yalcin se había interesado por saber si desde el parapente era posible obtener fotografías aéreas de un centro comercial de la zona. Cuando le dijeron que no, que era precisa una avioneta para captar las imágenes, mantuvo su interés y quiso saber cuánto podía costar ese encargo. El auto judicial, muy parco en detalles, no refleja el episodio, pero sí que cita en próximos días a varios testigos, entre los que podrían estar los monitores.