Lana del Rey posa para la prensa durante el pasado festival de Cannes. :: J. PELISSIER / REUTERS
Sociedad

Lana del Rey, entre el amor y el odio

La nueva estrella de la música debuta hoy en España dentro el festival Sónar de Barcelona

BARCELONA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Es una de las sensaciones del momento. Chica mona, buena voz y gran despliegue de producción, Lana del Rey, alias de la cantante y modelo neoyorquina Elizabeth Woolridge Grant, es un verdadero fenómeno de la era Internet. Su caso es la demostración fehaciente de cómo un cóctel de talento, carisma y mercadotecnia puede resultar altamente explosivo. Porque Lana arrasa en la Red, pero tanto para bien como para mal, ya que los que la aman son legión, igual que los que la odian. Le pasa un poco lo que a Cristiano Ronaldo. Además de buen futbolista, es guapo y rico, según confesó él en una ocasión para explicar por qué levanta tantas pasiones. Igualito que Lana, hija de un magnate del mundo digital en EE UU y encima ahora pareja del (ex) gran Axl Rose, cantante de Guns 'n' Roses.

Su primer hit, 'Video Games', que mezcla el glamour de la época dorada de Hollywood pasado por el filtro del pop contemporáneo y la cultura digital, pegó el bombazo, se convirtió en fenómeno viral de la Red y le puso en el mapa musical. Con 'Born To Die', su primer disco, ha llegado a lo más alto de las listas de medio mundo haciendo un pop lento de ambientes densos.

Y es que Lana lo tiene todo para triunfar: es guapa, se presenta en vídeos tórridos, tiene una voz preciosa, penetrante y sensual. Y cuenta además con un buen equipo detrás, por ejemplo su agente, que le lleva a los sitios más selectos. Nada de galas de la MTV, sino citas de gran prestigio y con una gran solera, como el festival de jazz de Montreux, o el de la Isla de Wight (¡si Hendrix levantara la cabeza!), o el Sónar de Barcelona, donde hoy se presenta por primera vez en España. Lana ofrecerá un concierto de formato intimista con ingredientes acústicos y acompañamiento visual, según la organización. «El personaje provoca interés y curiosidad. No creemos que la gente se compre una entrada para ver a alguien que odia», añaden.

Entre los expertos, como en los toros, hay división de opiniones. «Me gusta. Es un personaje prefabricado por las discográficas, inexpresiva y llena de bótox, pero me encanta», señala Óscar Broc, crítico musical. A su juicio, Lana ejemplifica como nadie a la ciudad de Los Ángeles, «el paradigma del lujo depravado representado en la serie 'Californication'». «Ella capta muy bien esa esencia superficial de Los Ángeles», apunta. «Y me encanta, añade, su música». «Defiendo los productos prefabricados. Por eso no tienen que ser malos. No hay que despreciarlos. Es tan tímida, tan distante, pero hace una buena música, de base electrónica, moderna y muy actual, y a la vez triste y melancólica. Me recuerda al trip hop de los 90», afirma.

Dos grandes voces

«No aporta nada nuevo, su voz es monótona y las melodías son aburridas», tercia Pablo Leoni, fotógrafo y musicólogo. A su entender, por ejemplo, no hace sombra, ni de lejos, a las dos grandes voces de la actualidad, Adele, y la ya desaparecida Amy Winehouse. «No ha inventado nada, si acaso destacan las texturas, señala, esa mezcla de electrónica e instrumentos acústicos y algo de rap». «El sonido, eso sí, es perfecto, muy definido con atmósferas oscuras y dramáticas», reconoce. Para Albert Segura, miembro de la banda emergente Celestial Bums, que actuó en el pasado Primavera Sound, Lana cuenta con una «bonita voz», aderezada con una «imagen superficial y un cierto aire de misterio y mujer fatal». «Hay una buena producción, un muy buen marketing en unas canciones oscuras, creadas bajo un manto de pop electrónico, con una base vintage y trágica», remata.

Sobre lo que sí coincide la mayoría es que Lana será flor («bella») de un día. «Se apagará cuando la industria quiera que se apague», señala Leoni. «No tiene recorrido, no tiene futuro. Aguantará mientras los fans no se cansen», añade. Broc, autor de uno de los bombazos editoriales de la temporada en Barcelona ('Barcelona és una merda') coincide al 100%. «En un par de años se perderá. Es un producto de temporada, pero mientras tanto la disfrutaré», concluye.