Llorente y Torres saludan a los aficionados españoles que les jalearon desde las gradas. :: REUTERS
ENVIADO ESPECIAL

VIAJE HACIA UNA HAZAÑA ÚNICA

España debuta ante Italia e inicia su carrera hacia una gesta nunca antes lograda: encadenar dos títulos europeos y uno mundial

GDANSK. Actualizado: Guardar
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Por fin. Después de una gira extraña por Austria y Suiza, una parada transitoria en Sevilla y varios días de concentración en la apacible localidad polaca de Gniewino, esta tarde llega la hora del debut de España en la Eurocopa. Los hombres de Vicente del Bosque se estrenarán en el Arena Gdansk ante la imprevisible Italia, una escuadra siempre peligrosa que ha escrito algunas de las páginas más tristes en la historia de 'La Roja' y a la que sin embargo se le derrotó en la tanda de penaltis en la Eurocopa de 2008 para abrir las puertas de una era gloriosa que alcanzó su cénit hace dos años en Sudáfrica con aquel gol inolvidable de Andrés Iniesta. La selección no quiere abdicar de su reinado del fútbol y busca ahora una hazaña jamás conseguida por nadie: la triple corona, es decir, encadenar dos títulos continentales y uno mundial.

España es sin duda la gran favorita del torneo a pesar de que el cuerpo técnico y parte de la plantilla entienden que esa condición puede volverse en su contra si la euforia no se gestiona de forma adecuada. «Nuestro mayor enemigo somos nosotros mismos», ha declarado el capitán, Iker Casillas. Sin embargo, hay otros internacionales que no piensan lo mismo. Entienden que la presión es parte de su profesión, del día a día, y que el hecho de que les consideren los máximos aspirantes a levantar el trofeo el próximo 1 de julio en Kiev es síntoma de que su juego intimida a los rivales. El defensor público de esta corriente es Gerard Piqué, que no ha dudado en admitir que le encanta el sello de número uno porque ello implica que existe unanimidad al valorar las posibilidades reales de 'La Roja' de tocar otra vez el cielo europeo.

Los antecedentes sobre el 'triplete' que persigue la selección demuestran hasta qué punto la definición de gesta no es para nada exagerada. Hay que remontarse a comienzos de los 70 para poner el foco en el primer combinado nacional que tuvo la opción de lograrlo. Fue Alemania, que entonces defendía la bandera de la República Federal. Se proclamó campeona continental en 1972, ganó el Mundial dos años después y se plantó en la final de la Eurocopa del 76. Sin embargo, cayó ante Checoslovaquia. Hubo que esperar dos décadas para que otra selección presentara su candidatura a la corona de tres puntas. Fue Francia, que ganó su cita mundialista en 1998 y alzó posteriormente la Copa europea en 2000. Llegó con ambos títulos como credenciales de lujo a la gran cita de Corea y Japón, pero fracasó de forma estrepitosa al no superar ni siquiera la fase de grupos.

Herido y peligroso

'La Roja', que ya se sacudió de un plumazo todas las maldiciones en aquellos cuartos de final ante Italia en Viena, se ha conjurado para demostrar que el 'triplete' no es una quimera. Tiene argumentos de sobra para retocar un guion que parece maléfico, a tenor de lo que les ocurrió a los combinados germano y galo. La portería es un bastión de Casillas; la defensa, a pesar de la notable ausencia de Carles Puyol, es una garantía con la pareja de centrales formada por Piqué y Ramos, y Arbeloa y Jordi Alba en los laterales; los pivotes, Busquets y Xabi Alonso, son tácticamente inigualables; el centro del campo ofensivo es el mejor del mundo con Xavi Hernández, Iniesta y David Silva; y el ataque, trastocado por la lesión de David Villa, está bien cubierto con Torres, Negredo y Llorente -es más que probable que los galones en el trascendental debut ante los italianos recaigan en el ariete del Chelsea, por el que Del Bosque siente predilección al considerar que nunca le ha fallado-.

Pero cuidado, el estreno se las trae. Menospreciar a la 'azzurra' porque le haya salpicado el escándalo de los partidos amañados del Calcio y porque a día de hoy sea inferior a España sería como dispararse al pie. Y salir herido nada más alzarse el telón destaparía la caja de los truenos y desataría todo tipo de especulaciones sobre las verdaderas opciones de 'La Roja' en esta Eurocopa -los héroes de Sudáfrica aún tienen viva la terrible sensación que les invadió cuando perdieron ante Suiza en el estreno del Mundial-. Que nadie piense por tanto que derrotar a Italia será una tarea fácil. Es cierto que Cesare Prandelli ha intentado desterrar la imagen cicatera y tacaña de su equipo para darle un soplo de aire fresco, pero todo indica que ante los campeones transformará el Gdansk Arena en un campo de minas para obligarles a tocar el balón en horizontal, sin posibilidad de profundizar.

Una victoria

No obstante, este escenario es de sobra conocido para la selección. Todos los posibles contrincantes le han cogido la matrícula y, una vez eliminado el efecto sorpresa, el dibujo del enemigo ante 'La Roja' es únicamente defensivo. Intentan frenarle y aprovechar sus escasas ocasiones. Y en este terreno Italia se mueve como pez en el agua. Al primer rival de España de esta tarde se le podrá criticar su proyecto arcaico y su habitual propuesta de retaguardia, pero nadie cuestiona su competitividad y ambición. Para los amantes de las estadísticas hay un dato revelador en los enfrentamientos previos entre ambos equipos: España solo ha ganado a Italia una vez en partido oficial, en los Juegos Olímpicos de Amberes, en 1920, ya que el intenso choque en Austria de hace cuatro se decidió en la tanda de penaltis con dos intervenciones magistrales de Casillas. «Ese día cambió para siempre la historia de la selección», ha subrayado el portero del Real Madrid.

El duelo en el Gdansk Arena va mucho más allá que un simple partido. Una victoria confirmaría la vitola de favorita de 'La Roja', con un empate tocaría esperar y una derrota tensaría la cuerda porque obligaría a los campeones a ganar los dos siguientes partidos ante Irlanda y Croacia. Numerosas apuestas se decantan precisamente por una final entre españoles e italianos en esta cita de Polonia y Ucrania. La selección de Del Bosque inicia pues una odisea que le puede convertir en única. La triple corona prolongaría su reinado hasta la eternidad.