TV

MOHÍNA

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Donde no hay harina -dice el refranero- todo es mohína. Parece que sobre TVE se ciernen no ya tijeras, sino guadañas: el coste de la radiotelevisión pública estatal es tan elevado que no hay quien lo sostenga. No es un problema propiamente televisivo; es un problema de hacienda pública. De momento ya se habla de no renovar grandes éxitos como las series 'Cuéntame' o 'Águila roja', lo cual sería trágico para la cuota de pantalla de TVE-1. A rebufo del torbellino, en los últimos días han emergido datos muy interesantes de la última auditoría sobre la Pública. Entre las cifras filtradas a la prensa desde la propia TVE (porque, evidentemente, la información ha salido de dentro), se han ventilado con mucho escándalo las que cobra José Mota: medio millón de euros por capítulo. Ahora bien, en realidad estas cifras son más ruido que otra cosa. Quiero decir que pueden parecer desorbitadas, pero, por un lado, corresponden a los legítimos honorarios de un artista que proporciona a TVE una rentabilidad enorme y, por otro, no están fuera de lo que ha venido siendo habitual en el mercado. Mucho más grave que eso es la desidia de RTVE a la hora de apropiarse la explotación de los productos en los contratos que firma. La mencionada auditoría revela unos problemas de gestión que oscilan entre la incompetencia y la malicia; en particular, es bastante llamativo que siempre hayan sido los mismos los que se han forrado el bolsillo a costa de la pública en los últimos años. El problema, en todo caso, no es el texto, sino el contexto. Unas prácticas que son normales en el sector privado no tienen por qué serlo en el sector público. ¿Por qué? Porque el sector público se financia con el dinero que le dan los ciudadanos. Parece mentira que sea preciso repetir estas cuestiones elementales. Y en realidad todo el problema de TVE se reduce a eso: no está en la calidad de los productos, ni en la pericia de sus profesionales, sino que todo debería subordinarse al hecho de que estamos hablando de dinero ciudadano. Y si ese dinero se acaba, la fiesta debe concluir. No hay más.